Con la ventaja obtenida en el partido de ida, el Club América está a solo un paso de hacer historia en la Liga MX. Un resultado positivo frente a Monterrey en el juego de vuelta consagraría a las Águilas como el primer equipo en ganar tres torneos cortos consecutivos, reafirmando su estatus como el club más ganador del futbol mexicano.
Este encuentro es, sin duda, el más trascendental que ha dirigido André Jardine desde su llegada al América. Por ello, el estratega brasileño estaría preparando ajustes en su alineación titular para garantizar que su equipo alcance la gloria. Estos cambios buscan fortalecer al conjunto azulcrema en busca de un nuevo título que convierta a esta generación en leyenda.
Dos cambios en el América para la final de vuelta
De acuerdo con información preliminar, André Jardine planea realizar dos modificaciones respecto al equipo que enfrentó a Monterrey en la ida. Jonathan dos Santos y Víctor Dávila dejarían sus puestos en el once titular, dando lugar a Alan Cervantes y Brian Rodríguez, quienes serían los encargados de aportar frescura y dinamismo en el cierre del torneo.
El técnico brasileño ha demostrado ser un estratega que no teme a las rotaciones, y esta final no será la excepción. Con estos movimientos, Jardine buscará reforzar su esquema táctico y aprovechar al máximo las cualidades de sus jugadores, en un intento por acercar al América a su histórico tricampeonato, un logro que cimentaría su legado como uno de los mejores técnicos en la historia del club.
¿Qué resultado necesita el América para ser campeón?
Tras ganar el partido de ida por 2-1, el Club América llega al Gigante de Acero con una ligera ventaja. En la final de la Liga MX no existen criterios de desempate por marcador global o posición en la tabla, por lo que el América necesita ganar por cualquier diferencia para levantar el trofeo del Apertura 2024.
En caso de empate en el marcador global, el partido se iría a tiempos extra, y si fuera necesario, se definiría en penales. Por otro lado, una derrota por dos goles o más haría que Monterrey se consagre campeón, arrebatándole al América la posibilidad de coronarse tricampeón. Este escenario obliga al equipo azulcrema a no confiarse y jugar con la intensidad que los ha llevado hasta este punto.