Carlos Reinoso vistió los colores del América desde 1970 a 1979. En ese lapso, marcó 95 goles en 364 partidos y ganó seis títulos. Volante creativo de gran talento de la época, es recordado por la afición como uno de los grandes. A 50 años de su llegada desde Chile, el ex jugador repasó su trayectoria en Futbol Picante y se emocionó al recordar sus años en la institución. 

“Te abruman los recuerdos. Cuando me compra el América costé 20 mil dólares y dos mil que me dieron a mí por el pase", comenzó el chileno sobre su arribo desde Audax Italiano. Reinoso reconoció que los comienzos no fueron fáciles y que estuvo a punto de irse: "Yo no pensaba qudarme en México, no ganábamos nunca. Me quería ir al Santos de Pelé. Mirá lo que es la vida: me quedé en México feliz".

El ex mediocampista puntualizó el momento en el que comenzó su amor con los aficionados: “Empecé con mucho escepticismo y un día que jugamos con Chivas que le ganamos 5 a 2 en el Azteca se inicia el romance mío con el América". El partido fue correspondiente por el campeonato de la 1970-1971 y uno de los cinco goles fue marcado por el chileno. "Con ese equipo fuimos de los más vistosos, de los más lindos que han jugado en el futbol mexicano”, agregó. 

En la final de ese torneo, América venció a Toluca con tantos de Reinoso y López Salgado para festajar el título en el Azteca. "Tuve la fortuna de hacer un gol: de un rebote de tiro libre que le pegué de zurda, fue un golazo. Se me vino la gente encima, me abrazaban, me desvanecí y me tuvieron que llevar al vestidor. Salimos campeones, invadieron la cancha. Ahí inicia la gran era del America", rememoró emocionado.

El que también fuera DT de Las Águilas, repasó su famoso gol de rabona en el juego de ida de  la final en 1976: “Este gol tiene un significado muy grande para mí porque yo siempre de chiquito le pegaba así con los pies cruzados. No es querer burlarse del portero rival, es una necesidad de cuando engancho, paso el pie cruzado y hago la rabona y el gol del campeonato. Para mi fue maravilloso. Luego salgo rumbo a la banca a gritárselo a Raúl Cárdenas porque me había sacado y me tenía de suplente”.

Además, contó una anécdota con Guillermo Cañedo de la Bárcena en la Copa Interamericana 1978. "Don Guillermo fue al entrenamiento el miércoles y llegó con un Lebaron hermoso, nuevecito. Le digo 'qué bonito carro' y me dice, 'si metes un gol el viernes te lo regalo'. Cuando terminó el partido él bajo con la llave. Eso era el América, éramos una familia”, detalló sobre el gol de tiro libre que convirtió ante Boca en el tiempo suplementario de aquella final. 

Por último, apesadumbrado explicó cómo fue su salida del América. “Alejandro Scopelli era como un técnico interino y se le olvidaban las cosas a don Alejandro. Entonces un día antes del partido, me dice 'oye, Carlos ¿cómo me dijiste que íbamos a jugar?'. Entonces de ahí se agarraron dos, tres compañeros para decirle a Don Emilio que yo hacía el equipo".

"De repente me llaman, yo no sabía qué había pasado. Y me dice Don Emilio: 'Siéntate. Desde este momento estás fuera del América'. Me quedé frio", reconoció el chileno. 

Para terminar expresó conmovido lo que representa el club en su vida: “Hijo de un albañil y de una costurera, llegar a tener todo lo que he tenido en el futbol y en México es un sueño. Me siento feliz. Si América fuera  una persona, le diría 'te amo, eres el amor de mi vida'”