La Liga MX ha revelado los premios oficiales a lo mejor de la temporada 2024-25, y una de las decisiones más comentadas fue reconocer nuevamente a André Jardine como el mejor director técnico del futbol mexicano, por encima de perfiles como el de Antonio Mohamed. Aunque América perdió la final del Clausura 2025 frente a Toluca, los números no mienten, y confirman que el brasileño fue el entrenador más dominante del ciclo.
Jardine recibió el premio por segundo año consecutivo, una distinción que generó algo de polémica, pero que está sustentada en hechos: América fue el club más constante, competitivo y exitoso durante toda la temporada. Mientras Mohamed regresó a Pumas y llevó al equipo a semis, Jardine ganó títulos, lideró campañas sólidas y peleó todo hasta el final. Fue una elección más que justificada.
Tres títulos en un año avalan a Jardine como el mejor DT del país
Más allá de la derrota ante Toluca, Jardine firmó una temporada histórica. En la campaña 2024-25, América ganó el Apertura 2024, la Supercopa de la Liga MX y la Campeones Cup, además de terminar segundo lugar en el Clausura 2025 y disputar una nueva final. Solo en esa temporada, dirigió más de 40 partidos oficiales, con más del 70% de efectividad y con una plantilla que no fue reforzada como se debía.
El brasileño convirtió al América en el equipo más competitivo de México desde su llegada, y aunque algunos señalan que perder la final lo descalificaba, los logros colectivos lo sostienen. Jardine levantó trofeos, jugó todas las finales posibles y estableció un estilo de juego dominante. Ningún otro entrenador en la liga se acercó a esos números.
América no refuerza a su mejor DT para el siguiente torneo
Lo más alarmante es que, pese a todo eso, el club no ha respaldado a Jardine como debería. A menos de una semana del debut ante Juárez en el Apertura 2025, el América sigue con el mismo plantel que perdió la última final, con apenas dos refuerzos que llegan como suplentes. No hay señales de que se vaya a fichar un jugador de jerarquía.
Jardine cargará con toda la presión sin refuerzos de peso, y si el equipo no logra competir en alto nivel, no será por su falta de capacidad, sino por la poca ambición de la directiva. Una vez más, el brasileño arrancó en desventaja, pero con la misma exigencia de siempre: ser campeón sí o sí.