Terminó por finunalargaespera de millones de aficionados de las Águilas, ya que dentro de unos días podrán ver nuevamente a su equipo compitiendo en una fase final para llevarse el título, sin embargo, hay que tener cuidado con caer en conformismos. De acuerdo con su historia y sus alcances, el objetivo del Club América,sin importar en qué torneoesté compitiendo,debe ser siempre el de dar la vuelta olímpica. Eso incluye alactual Apertura, más allá de quemucha gente que trabaja en la institución haya hechoun esfuerzo por bajar las expectativas hasta fijarsela clasificación a la liguilla como meta principal de este semestre, quizás para protegerse de lo que podría catalogarse como nuevo fracaso. Está claro que no hay una cosa sin la otra (título sin liguilla), al menos no en esta liga, cuyo sistema de competencia es tan generoso como injusto, deportivamente hablando,aunque ese esotro análisis. Lo que queremos plantear en esta columna es el hecho de que el club más importante del paísse encuentra en un territoriopeculiar yprácticamente desconocido, en donde aparentemente “ya hizo su tarea”peroal mismo tiempo sigue dejando una sensación de tener cuentas pendientes, al menos con su afición. Ante un periodo tan largo sin “Fiesta Grande” para el universo americanista y ante la presión mediática que esto generaba, era lógico y hasta cierto punto entendible que la directiva, cuerpo técnico e incluso algunos jugadores se vieran en la necesidad de conseguir el boleto a cuartos de final de cualquier manera, sin importar si el estilo de juego era similar al del Barcelona o al de Indios de Ciudad Juárez, ya que cualquier sacrificioera válido con tal de alcanzar la tan ansiada liguilla. Sin embargo, lo que mucha gente quizás no ve, es que metiéndose entre los ocho mejores del certamen se solucionaba sólounafraccióndel problema quesignificaba aquella prolongada etapa de frustraciones y ridículos por parte del equipo que desde febrerode este añodirige “Chucho” Ramírez, pero que incluye a otros entrenadores como Ramón Díaz, Ruben Omar Romano yLuis Fernando Tena, por nombrar algunos. En efecto,existe otro vacío en el americanismo que es mucho más grande que el tema de la ausencia de liguillas,y éste sólo se puede llenar de una forma:Ganando campeonatos. El América de hoy, con todo y su futbol resultadista, amarrado y poco espectacular, tiene las mismas posibilidades que los otros siete que resulten clasificados a la ronda de eliminación directa.Sin embargo,lo que se tiene que preguntar la afición azulcrema y la gente que trabaja para el club, es si de verdadse conforman conver a su equipo yéndose por el camino del “como sea”, o sien cambio se inclinan por volver ala exigencia de “ganar y gustar”. Este equipo no se volvió más chico por los pésimos torneos que realizó recientemente. No se le restaron campeonatos ni disminuyóla cantidad de susaficionados, por lo que probablemente todos aquellos que se apasionan con la camiseta no se iráncon la “finta”ni pensarán que con haber llegado a la liguilla es suficiente. La”Fiesta Grande”ya es un hecho para los de Coapa y sólo resta una jornada para empezar a disputar este “nuevo torneo” que puede durar dos, cuatro o hasta seis encuentros, mismos que la gente de las Águilas disfrutará al máximo, pues ya los extrañaba, pero difícilmente terminen felices si no es viendo al capitánPável Pardo levantar el trofeo de campeón. Artemio Flores, Director Editorial de AméricaMonumental.com Foto: Mexsport
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América no se hizo chico
Terminó por fin una larga espera de millones de aficionados de las Águilas, ya que dentro de unos días podrán ver nuevamente a su equipo compitiendo en una fase final para llevarse el título, sin embargo, hay que tener cuidado con caer en conformismo
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