La carrera de los futbolistas, como la de cualquier profesional, siempre tiene un inicio y un final. El final que se ve reflejado en el retiro que llega después de haber conseguido las metas y los objetivos que se soñó cuando apenas se empezaba. Hoy en el América, los aficionados y la gente involucrada con este club puede recordar muchos retiros de jugadores importantes y que dejaron huella en la institución. No necesitamos ir muy lejos. Desde el domingo 27 de mayo del 2007, día en que Cuauhtémoc Blanco dejó a las Águilas después de jugar una final de liga contra el Pachuca, o aquel último partido de Guillermo Ochoa con el América el 8 de mayo del presente año. Sin duda alguna esas han sido despedidas que dejan un buen sabor de boca a los aficionados y al mismo jugador. Pero el americanismo también ha visto y vivido despedidas trágicas he inolvidables en el mal sentido de la palabra. Cuesta mucho trabajo recordar el 25 de enero del 2010. Sigue siendo muy difícil digerir la noticia que recibimos ese día desde las siete de la mañana. Sin importar si eras de Chivas, de Pumas o de América; la comunidad futbolera en México se consternó con la noticia que se dio a través de TV Azteca en voz de Luis García. El delantero del América, Salvador Cabañas, había recibido un balazo en la cabeza después de una riña en el baño del Bar-Bar. El desenlace de esta historia ya lo sabemos. Cabañas se retiró del futbol esa madrugada, pero milagrosamente el jugador resistió y se aferró a la vida. La recuperación ha sido impresionante. Desde que Salvador aguantara las múltiples operaciones a cargo del doctor Ernesto Martínez hasta la evolución que tuvo el paraguayo en Sudamérica. Misma que hoy le permite trotar y hasta patear un balón de fútbol. Creo que no exagero al decir que hoy la vida nos permite ver un milagro. En vivo y a todo color. Pues el ver regresar a Cabañas a la cancha del Estadio Azteca es algo que la lógica y la misma ciencia nos presentaba ilógico. Muy digno y emocionante el homenaje para Cabañas. Pero creo que hay que aprovecharlo y valorarlo desde todas las perspectivas. “Chava” fue (¿Es?) un excelente jugador de fútbol, pero pecó con uno de los errores más comunes en el futbolista profesional: Los excesos y el sentirse intocable es algo que vemos día a día en los jugadores de fútbol. A nivel profesional, Cabañas pagó un precio muy alto, pues su carrera terminó esa misma noche en el Bar-Bar, pero a nivel personal, el “Mariscal” de la Selección Paraguaya tiene que estar inmensamente agradecido de seguir con vida y de poder volver a pisar la cancha del Azteca, aunque sea solo por 10 minutos. Tu opinión nos interesa, compártela con respeto. Por Nicolás Romay, colaborador de AméricaMonumental.com Twitter: @nicolasromay Foto: Mexsport