La mañana es fría y nublada en el sur de la Ciudad de México, llegamos al Estadio Azteca y bajamos a su mítica cancha, sede de campeonatos mundiales y en la cual, ahora, la Sub-20 del América buscaba un histórico tricampeonato. Calientan los porteros locales, poco después, sale al campo Cecilio de los Santos seguido de sus pupilos, y mientras tanto, poco a poco va llegando la gente al Coloso de Santa Úrsula. Al comenzar su rutina de estiramiento, los abucheos por poca que fuera la afición azulcrema, no se hicieron esperar para Santos, que venía de ganar la ida por 2-0. Y no tardaron en empezar los cánticos de apoyo, ya que algunos miembros de los grupos de animación del América se dieron cita en las gradas del Azteca, que solamente abrió sus puertas a familiares y amigos de los jugadores. Decio de María apareció en la cancha, saludó a algunos reporteros y se sienta en las bancas del inmueble, mientras tanto, los jugadores de ambos equipos terminan su calentamiento y se van a los vestidores. Poco después, cerca de los vestidores se ve a un grupo de niños sujetando la bandera de México y la del Fair Play saliendo del túnel, y detrás de ellos, vienen los 22 protagonistas con la terna arbitral. Se entonan las estrofas del Himno Nacional y terminando, los jugadores se van a sus respectivos lados de la cancha mientras los capitanes realizan el bolado. Comienza el partido, el América, de la mano de Lugiani Gallardo y Luis Olascoaga, comienza a tener el control del cotejo. Las emociones no se hicieron esperar y luego de un trazo largo, Raúl Jiménez anotó el primer tanto de la tarde, el cual provocaría los gritos y festejos de la afición. Suspenso y nerviosismo en la cancha luego de un fuerte golpe de Gallardo, entran los cuerpos médicos, regresa al campo, poco después, el volante americanista es retirado del campo y al terminar la primera mitad lo retiran del estadio en ambulancia. Ricardo Peláez, presidente deportivo del América, está preocupado y molesto por el golpe al 21 de las Águilas, quien mientras tanto, grita y llora. Comienza la segunda mitad, Santos comienza a tener el balón, empiezan a tener llegadas de peligro sobre la portería de Carlos López. Los locales se lanzan con todo al ataque, y a dos minutos del final, Jorge Urias le daba el empate global a los de Coapa que durante todo el encuentro habían buscado. Cuando parecía que el partido se iba a tiempo extra, un codazo al rostro de un americanista en el área del conjunto lagunero provocaba un penal a favor de los locales, el cual tendría dos efectos, algarabía y euforia en americanistas, y por su parte, molestia y quejas de los santistas hacia el árbitro. Suspenso en el Azteca, algunos ni quieren ver y Raúl Jiménez no le quitaba el ojo a la portería de Jaime González, portero de Santos; pita el nazareno y el delantero azulcrema mete el balón en las redes. Explota el Estadio Azteca, que presenciaba otro hecho histórico, el primer tricampeonato en la historia del futbol mexicano. Festejan los americanistas, los de Torreón se lanzan con todo hacia el árbitro que no hace caso a los reclamos. Los derrotados se van tristes a los vestidores, mientras que los campeones dan la vuelta olímpica y levantan por tercera ocasión consecutiva el trofeo. Tu opinión nos interesa, compártela con respeto. Por Rodrigo Munguía, colaborador de AméricaMonumental.com Twitter: @rodrigo_muma Foto: Mexsport