Federico Higuaín llegó a las Águilas del América a principios del 2008 con la ilusión de tomar el vuelo que hizo despegar a su hermano Gonzalo, quien sin escalas saltó del River Plate de Argentina al Real Madrid. Pero en su caso no fue tan sencillo, aunque por aquel entonces todavía contaba con crédito suficiente para tener una posibilidad, por ejemplo, en el más grande de América del Norte.

El delantero que es el mayor de los hijos de Jorge (el verdadero Pipa, que fue defensa central entre las décadas del '70 y '90 de Boca Juniors, River Plate y San Lorenzo, entre otros) llegaba procedente del Besiktas de Turquía en el que acumuló 16 encuentros, dos goles y una asistencia; para compartir plantel con otros de sus compatriotas como Sebastián Domínguez y Federico Insua.

 

Su paso no fue de lo más brillante. No alcanzó las expectativas generadas, tal vez, más que nada por portación de apellido. En total, en las Águilas del América, Federico Higuaín solo jugó 13 partidos por el Torneo Clausura 2008 de la Liga MX y nueve compromisos por la Copa Libertadores Conmebol del mismo año. Marcó dos goles, uno en cada competición. El primero a Universidad Católica de Chile y el segundo a Cruz Azul.

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Más tarde, su carrera empezaría a declinar en cuanto a nombres de clubes relevantes se supone. Primero arribaría al Club Atlético Independiente, después a Godoy Cruz Antonio Tomba, Colón de Santa Fe (estos últimos tres de Argentina) hasta llegar a la MLS en 2012, donde repuntaró un poco en cuanto a protagonismo con el Columbus Crew primero (con quien ganó sus únicos tres títulos) y con el DC United luego.

 

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Y en base con lo que fue el repaso de su recorrido, llama la atención que hoy en día, con 36 años y acompañado de su hermano en el Inter de Miami, uno de los integrantes de la Major League Soccer de los Estados Unidos con mayor marketing porque, principalmente, el dueño es ni más ni menos que David Beckham, cobre el sueldo básico anual que es de 81.375 dólares. Es decir, 6.781,25 por mes, más de 60 veces menos que lo que percibe su consanguíneo que, indefectiblemente, ya no es la estrella mundial que alguna vez supo ser.