¿Qué genera el nombre Enrique Esqueda en los americanistas? No creo que se pueda hablar de una respuesta unánime para esta pregunta, pues para algunos puede significar el recuerdo de un jugador que, como tantos, no rindió lo que se esperaba de él en el América, mientras que para otros puede representar un futbolista desperdiciado y un gran talento joven hecho en Coapa que no se supo aprovechar. En esta ocasión les hablaré sobre Enrique Esqueda, aprovechando el partido que este sábado disputarán Tuzos y Águilas en el Estadio Hidalgo. Esqueda, vendido al Pachuca hace un par de meses, siempre fue un futbolista al que yo consideré como un potencial ídolo del América. Alguien que reunía todas las condiciones para convertirse en un consentido de la afición; talento, carisma, amor a la camiseta y un acta de nacimiento de futbolista nacido en Coapa. Desde su surgimiento en el 2005 como uno de los campeones del mundo sub-17 que hicieron historia en Perú, el queretano se ganó toda mi confianza y me comprometió a seguir su desarrollo desde cerca. Poco a poco fue recibiendo sus oportunidades en la Primera del América y con ello pudimos observar sus primeros destellos de gran jugador. Pero con el pasar de los torneos, la obligación de pasar de promesa a realidad se fue haciendo cada vez más grande. La afición del América no se caracteriza por ser la más paciente, todo lo contrario, es seguramente la que más exige en menos tiempo. Esqueda no quedó exento de esta situación, sobre todo porque le tocó jugar en una época en la que el club atravesó crisis muy severas y no tuvo la ayuda de un equipo campeón que le diera un poco más de margen y le sacara algo de presión. La realidad es que a “Quique” le faltó dar ese pequeño gran salto para convertirse en un indiscutible del equipo azulcrema. Y el público empezó a acordarse más de sus fallas que de sus aciertos, hasta llegar al punto de convertirse en uno de los más criticados del plantel, al menos por una parcialidad de los americanistas. Finalmente este verano se le terminó la paciencia al club y decidió venderlo. En lo personal, me parece una terrible equivocación por parte de la directiva, una de tantas, y de Carlos Reinoso, quien me decepcionó con un doble discurso. Si la decisión fue que Esqueda no continuara en el plantel, lo más acertado hubiera sido cederlo a préstamo y así tener la posibilidad de recuperarlo si por cosas del destino, termina encontrando esa madurez que le hacía falta para convertirse en uno de los mejores delanteros mexicanos de la liga. Me permito recordar, guardando todas las proporciones, que en 1997 el América prestó a Cuauhtémoc Blanco un año al Necaxa y regresó después del Mundial de Francia 98 para empezar a escribir una verdadera leyenda del americanismo. Cuauhtémoc creció muchísimo con los Rayos y regresó hecho un monstruo. En ese caso, un acierto haberlo prestado. Sin embargo, en el 2004 la directiva lo vendió al Veracruz después de la bronca con Sao Caetano en la Libertadores y seis meses después tuvo que pagar una millonada para traer de regreso al que había llevado a los Tiburones al liderato general. Una millonada que se pudo haber ahorrado si lo hubiese prestado. Repito, guardando las proporciones, queda explícito el paralelismo. Ahora es turno de Esqueda demostrarle al América y a los que no creyeron en él, que se equivocaron en dejarlo ir. O bien, de probarle a gente como yo, que su partida fue un acierto. Tu opinión nos interesa, compártela con respeto. Por Artemio Flores, Director Editorial de AméricaMonumental.com Twitter:@Arte_FloresMtz Foto: Mexsport