En tiempos como estos, de escasez de títulos y de triunfos para presumir en el América, es casi una obligación destacar las cosas agradables que surgen del club, aunque sólo sean producto del esfuerzo individual y no de un proyecto colectivo en lo institucional. Este es el caso de Diego Reyes, un jugador extraordinario que en el 2011 ha tenido un crecimiento notable. Desde su consolidación en el primer equipo, hasta ganarse la titularidad sobre un histórico como Pável Pardo, y finalmente ser una pieza fundamental en las selecciones nacionales Sub-20 y Sub-22. Y vaya que no es sencillo destacarse en el América a una edad tan corta, pues tenemos que remontarnos hasta la aparición de Guillermo Ochoa, allá por principios del 2004, para volver a tener a un futbolista de 18 años como titular indiscutible de las Águilas. Pero esta situación no se da por obra de la casualidad. Para nada. Se da como consecuencia de un deficiente trabajo del club en lo que se refiere al impulso de sus jóvenes de fuerzas básicas a la máxima categoría. Me resisto a pensar que no hay buenos jugadores en las divisiones inferiores del América. Me resisto a pensar que los mexicanos de Chivas y de Pumas son más talentosos que los azulcremas. Si así fuera, el América no sería bicampeón sub-20 y subcampeón sub-17. El problema es que mientras en Coapa el club decide apostar por gente como Matías Vuoso, Vicente Sánchez, Miguel Layún, Jesús Molina, Juan Carlos Valenzuela, Edgar Castillo y Paul Aguilar, en Verde Valle se la juegan por Erick Torres, Ulises Dávila, Marco Fabián, Jorge Enríquez, Antonio Gallardo, Carlos Fierro y Giovani Casillas, por ejemplo. Estoy convencido de que en Coapa hay jugadores con igual o más cualidades que los rojiblancos o los auriazules, pero la directiva y los últimos cuerpos técnicos creen que la solución está en los nombres que acabo de mencionar. Si los resultados hubieran sido títulos y un equipo dominante, no tendría más remedio que darles la razón, pero hasta el momento, parecen estar cada vez más equivocados. Ojo, no estoy sugiriendo que se imite la filosofía de los máximos rivales americanistas, pues la esencia de cada equipo es diferente. Lo que sí pido es tener un proyecto congruente y equilibrado, que le dé oportunidades de verdad a los jugadores que se destacan desde abajo. La solución en el América no es jugar con 11 canteranos, pero sí armar una base sólida de jugadores hechos en Coapa que se complemente con las figuras del extranjero. Esa es la esencia del América. La que dio resultados en la época más gloriosa del club. En definitiva, es un gusto y un orgullo ver a Diego Reyes representando al país y vistiendo la camiseta del América cada semana en Primera División. Ojalá que no tengamos que esperar otros siete años para que surja otro Diego, otro Memo. Tu opinión nos interesa, compártela con respeto. Por Artemio Flores, Director Editorial de AméricaMonumental.com Twitter:@Arte_FloresMtz Foto: Mexsport