Roger Martínez tiene 24 años y ya es un ganador, puesto que venció la pobreza y puede vivir de lo que ama el fútbol. El delantero del América, en dialogo con Racing de Alma se refirió a su infancia en Colombia, donde comienza su amor por jugar al fútbol.

"En mi familia siempre la tuvimos que remar, muchas veces no había para comer. Algún vecino cada tanto nos ayudaba. No comíamos en todo el día y a veces aparecía algo a la hora de cenar.  Yo jugaba al fútbol para olvidarme del hambre. No se me iban las ganas pero al menos me olvidaba por un rato hasta que llegaba la noche".

Además contó como le tocó ver gente que no tuvo su misma suerte: "Jugué con muchísimos cracks que hacían jugadas que a uno le sacaban una sonrisa. Pero en mi barrio era difícil la cosa. Yo tuve la suerte de irme a jugar a la pelota a una escuela de fútbol de Medellín y logré mudarme allá a los 14 años. Fue un cambio clave para mi. Muchos de mis compañeros de fútbol de la infancia se perdieron en la droga o en la delincuencia. Incluso, muchos de ellos han quedados presos o han muerto. Afortunadamente yo pude irme a tiempo del barrio y mis padres fueron fundamentales para mi progreso".

Luego el futbolista llegó a Melledín para continuar con su sueño y ahí pasó a Racing Club de Argentina a los 17 años, club con el cual como profesional "Me fui a un club formador que se llama El Estudiantil. Allí estuve tres años hasta que ellos me dijeron que estaba la chance. de venir a la Argentina para probarme en Racing Club. En mi caso, el dueño de Estudiantil conocía a dos representantes argentinos que aún hoy siguen manejando mi carrera. Ellos fueron fundamentales para que hoy esté pasando este gran momento. Me pagaban la pensión en Quilmes, la comida y los viáticos".