La historia detrás de la foto de Diego Maradona en Coapa, que hizo furor en redes del América

No hay dudas de que Diego Armando Maradona dejó su huella eterna en México con la obtención de la Copa del Mundo de 1986. Aquel año se recibió de leyenda y nunca más bajaría de ser considerado de tal forma. Pero en donde específicamente grabó su nombre, además del Estadio Azteca, fue en el predio de entrenamientos del América ubicado en Coapa, espacio en el que fue captado por ese entonces por una cámara fotográfica junto al escudo de las Águilas. Cuya imagen se viralizó en redes sociales en las últimas horas.

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¿Qué hay detrás de esa postal en la que el Pelusa aparece sonriente? Corría el año 1985 y esa Selección Argentina estaba muy lejos de aparentar ser el equipo sólido que meses más tarde se quitó de encima rivales de la talla de Italia, Uruguay, Inglaterra, Bélgica y Alemania. Las críticas del público y de la prensa le llovían a Carlos Salvador Bilardo y a sus dirigidos, quienes daban cada paso bajo la sombra de Cesar Luis Menotti, técnico del proceso anterior y campeón del mundo en 1978 (protagonistas sostienen que los detractores eran fogueados por él).

 

 

Es por eso que en la previa a México 86, esa selección (que clasificó sin sobrarle nada) necesitaba de un sitio donde pudiera sentirse lo suficientemente cómodo para fortalecerse frente al resto de los competidores y, principalmente, a los críticos a quienes consideraba como enemigos. Para ese plantel, más que un campo para su estadía, Coapa era un cuartel, porque reunió las características que Diego Maradona y el Narigón Bilardo buscaban para trabajar en función de ganar la Copa del Mundo.

Incluso, el vínculo en el día a día de los futbolistas albicelestes con los directivos del Club América y con los empleados, se hizo cada vez más ameno y estrecho, por eso, consumado el título tras el triunfo por 3 a 2 sobre Alemania en la final, decidieron dar la vuelta olímpica en una de las canchas del predio en cuestión. Para ellos, ese ambiente fue fundamental para alcanzar la meta.

 

 

En ese contexto agradable y afectuoso (con el que siempre describió esa generación a Coapa), el histriónico Maradona reposó para la foto junto al escudo de las Águilas, en un establecimiento que quedó marcado a fuego en el corazón de ese grupo de jugadores y, sobre todo, del propio Diego, que en 1986 se ubicó como uno de los máximos -sino el máximo- paradigmas de la historia del fútbol.