Además de perder, el equipo terminó con nueve y comprometió sus chances para el próximo partido, contra Puebla. Fue una tarde decididamente pésima para América. Perdió 2-1 a manos del líder Cruz Azul, volvió a caer en el Estadio Azteca, se alejó mucho más de la cima, se complicó en su camino para la clasificación a la Liguilla, volvió a jugar mal, le hicieron dos goles como consecuencia de balones detenidos, casi no llegó al arco contrario… Y, como si todo eso fuese poco, finalizó con nueve futbolistas por las expulsiones de Andrés Andrade y de Rubens Sambueza. La tarjeta roja de Andrade fue realmente insólita: ingresó a los 21 minutos del segundo tiempo por Osvaldo Martínez y apenas siete minutos más tarde, el árbitro ya lo mandó a los vestidores. Sí, duró ¡sólo siete minutos! en el campo de juego. En ese pequeño lapso, vio dos veces la amarilla y dejó a Las Águilas con diez, con el encuentro 0-2 y la necesidad imperiosa de descontar para después ir por el empate. Una irresponsabilidad lamentable. La infantil expulsión de Sambueza fue en el último minuto y se puede llegar a comprender desde la bronca: el zurdo, ya estando amonestado, le protestó al juez, luego tiró el balón con violencia al piso y se volvió a quejar. Entonces, quedó expuesto y al árbitro no le quedó otra que echarlo sobre el final. El volante ofensivo, una de las figuras azulcremas y de los más queridos por la afición, ahora complica a todo el equipo para la visita a Puebla en la próxima jornada. Ese será un compromiso clave para las intenciones de entrar en la Fiesta Grande. Y América deberá afrontarlo sin Andrade ni Sambueza. Dos tarjetas rojas producto de la impotencia, pero que no sirven para nada. Lo único que hacen es facilitarles las cosas a los rivales.
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La reacción violenta no soluciona nada
Además de perder, el equipo terminó con nueve y comprometió sus chances para el próximo partido, contra Puebla.
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