El Club América cuenta las horas para enterrar un 2025 que dolió en lo más profundo del orgullo azulcrema. Fue un año de auténtica pesadilla, repleto de fracasos en Liga MX, Concachampions y hasta en el repechaje al Mundial de Clubes. La vitrina de Coapa se quedó vacía por primera vez en mucho tiempo, obligando a la directiva y a André Jardine a replantearse el camino de cara a un calendario que no dará tregua.

Con el 2026 a la vuelta de la esquina, el Nido se prepara para una carga de partidos brutal entre Liga, Concacaf y Leagues Cup. Sin embargo, en las entrañas de la institución ya se tomó una decisión que ha levantado una polvareda de críticas y dudas: se ha definido un orden jerárquico para los trofeos y hay uno, con peso mundialista, que ha sido desplazado por una obsesión local.

América priorizaría la Liga MX por encima de la Concacaf

De acuerdo con información de TUDN, la prioridad absoluta para el primer semestre del 2026 será recuperar el trono doméstico. Ganar el Clausura 2026 se ha establecido como el objetivo máximo por encima de cualquier otra competencia. Esta postura sorprende a propios y extraños, ya que deja en un segundo escalón a la Concachampions, torneo que otorga el boleto directo a la Copa Intercontinental de la FIFA y al próximo Mundial de Clubes.

La directiva entiende que la afición no perdonará otro semestre sin ver una estrella nueva en el escudo, pero apostar todas las fichas a la liga local conlleva un riesgo altísimo de gestión. Si el plantel, que actualmente sufre por la falta de refuerzos y una alarmante falta de liquidez, no logra dosificar los esfuerzos en ambos frentes, el América podría quedarse nuevamente con las manos vacías en un semestre donde el desgaste físico será el peor enemigo de Jardine.

Al final, la gran incógnita que carcome al americanismo es si este plantel tiene la profundidad necesaria para competir sin romperse. Priorizar la Liga sobre la gloria internacional es una jugada audaz, pero en el equipo más grande de México, la exigencia es ganarlo todo. Cualquier tropiezo en el camino será visto como un nuevo fracaso institucional que pondría en duda la continuidad de un proyecto que hoy camina sobre la cuerda floja.