Dicen que en el juego hay que saber cuando retirarse y aunque no voy a hablar de apuestas, esta frase aplica a cabalidad a una situación que se vive hoy en América con jugadores que no han mostrado el nivel individual para justificar su permanencia en el club, por lo que sería sano considerar su continuidad al margen de los conocidos temas contractuales.

Para nadie es un secreto que a las Águilas les duele la defensa. La facilidad con la que les generan peligro es de alarmar, casi tanto como las carencias que tienen a la hora de cerrar partidos que parecen tener ganados y al final terminan por sacarles. Pasó en el proceso de Fernando Ortiz y ha empezado a pasar también con André Jardine.

Si bien no se trata de señalar responsables particulares, la realidad es que hay jugadores que dejan mucho que desear con su nivel actual, dos de ellos son Néstor Araujo y Miguel Layún, quienes a todas luces se han convertido en jugadores que generan más preocupación que garantías cuando se encuentran dentro del terreno de juego.

En el caso del zaguero central, se nota cada vez más lento en las coberturas, pierda marcas con facilidad, se le nota desubicado y es algo que los propios aficionados han notado. La vigente negociación con AEK Atenas podría parecer la oportunidad ideal para que en Coapa reciban un ingreso económico, además de conseguir un fichaje que dé un salto de calidad al grupo.

RELACIÓN DESGASTADA

En el caso de Miguel Layún, nadie discute el profesionalismo que siempre ha mostrado y el aporte que pueda tener como influencia para los jugadores más jóvenes; sin embargo, dentro del campo es poco lo que entrega dado que equivoca pases, en los recorridos defensivos suele perder marcas, le ganan la espalda con facilidad. Lo más cómodo sería señalarlo por el penalti fallado contra Nashville, pero en realidad su nivel ha quedado expuesto en más de una ocasión.

En las apuestas, como en el futbol, hay que saber cuando retirarse. El momento de Araujo y Layún parece más que justo, pero será la directiva azulcrema la que tenga la última palabra.