El América salió del Jalisco con titulares por el debutazo de Allan Saint-Maximin. Show total. Pero debajo del ruido hubo una acción que impidió que el partido se rompiera antes y que abrió la puerta a la remontada azulcrema.
Porque con el 2-1 en contra, el ambiente pesaba y el Atlas estaba crecido. Si ese momento no ocurre, hoy hablamos de otra historia. En el Nido hay jugadas que valen un gol sin aparecer en el marcador.
La atajada que valió por gol: el punto de inflexión que pocos vieron
Cerca del 65’, tras un tanto rojinegro anulado por el VAR y con la cancha inclinada, llegó un tiro de esquina al primer palo. Uros Durdevic conectó un cabezazo que viajaba adentro. Entonces apareció Luis Ángel Malagón: pasos hacia atrás, reflejo puro y manotazo sobre la línea.
Desde ahí, el América recuperó metros y confianza. Fidalgo tomó los controles, Saint-Maximin encendió la chispa y Dávila puso el sello. La narrativa global dice “remontada”; el detalle fino dice “portería”.
¿Volvió el mejor Malagón? Señales que ilusionan al americanismo
Hace semanas se le exigía más. Hoy encadena noches determinantes: Querétaro, Tigres y Atlas con intervenciones que pesan en el resultado. La estirada en Guadalajara no es un destello aislado; es síntoma de forma, lectura y liderazgo bajo los tres palos.
Para un equipo que pelea arriba cada fecha, tener un guardián que suma puntos sin estridencia es ventaja competitiva. Un América que se sabe cubierto atrás puede atacar con un paso más de agresividad y sostener ritmos altos sin pagar peaje.