Tantas idas y vueltas con el tema de Renato Ibarra ya cansan en América, o al menos así parece que ocurrió para el propietario del club Emilio Azcárraga. Aquella denuncia -aunque luego no ratificada en la sede judicial- por parte de su expareja Lucely Estefanía Chalá por violencia doméstica y tentativa de feminicidio marcó un antes y un después para el extremo ecuatoriano de 29 años en el Nido de Coapa.

Es que, según El Universal, “la imagen y los valores de la institución” están por encima de cualquier cuestión futbolística para el empresario, a pesar de que dentro de la cancha el ex-Vitesse aún es muy útil para la consideración del Cuerpo Técnico de Miguel Herrera y hasta del propio Santiago Baños, el Presidente Deportivo del Más Grande de México.

Así es que, aunque intentaron convencerlo, Azcárraga determinó que el ciclo del sudamericano se terminó luego de cuatro temporadas, más de 100 partidos oficiales y cuatro Campeonatos obtenidos. La preocupación ahora es económica: qué hacer con él en este contexto de crisis e inactividad por la pandemia de coronavirus, pues las arcas del Ame se verán muy afectadas si no se logra recuperar al menos una parte de los cuatro millones de dólares invertidos en 2016 para ficharlo desde Holanda.

Si bien ha trascendido en las últimas horas que Cruz Azul, Pachuca -donde juega su hermano Romario- y León han posado los ojos en él, su alto salario y la indisciplina hicieron que muchos dudaran en contratarlo, por lo cual lo más probable es que se marche de este país de cara al mercado de pases de junio de 2020, o más bien para el de enero de 2021.

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La cuarentena por el COVID-19 hizo que inevitablemente se atrasara la definición formal por Ibarra, aunque tanto el estratega como la dirigencia y el representante del futbolista se mantienen en contacto para encontrar al fin una solución que les convenga a todas las partes. El horizonte luce complicado por ahora…