El arquero Guillermo Ochoa y el delantero Salvador Cabañas, los dos principales referentes del América en los últimos años, han sido por diferentes motivos los jugadores más extrañados por la afición de las Águilas en el Mundial de Sudáfrica. A comienzos de este 2010, la Copa del Mundo figuraba en el calendario como el evento más importante para los jugadores que en la última época habían sido lo más valioso del plantel azulcrema, los dos futbolistas que se salían del molde y se salvaban de la “quema” de ser parte de lo que muchos consideran como el peor América de la historia. Sudáfricaera “su Mundial”, tanto de “Chava” como de “Memo”, pues ambos habían estado hace cuatro años en Alemania sin tener un rol protagónico, lo cual se esperaba que ahora sí tendrían, basándose en la experiencia que habían adquirido, en su rendimiento con las Águilas y en el papel fundamental que habían realizado en sus respectivas eliminatorias con las selecciones de Paraguay y México. Sin embargo, todo cambió para los dos mejores contratos del América, quienes por motivos absolutamente incomparables se quedaron sin la posibilidad de mostrar su calidad en esta Copa que ya tiene al equipo mexicano eliminado y al paraguayo todavía con vida en cuartos de final. Mucho más dramática fue la situación que vivió el atacante guaraní, que el 25 de enero estuvo a punto de perder la vida por el balazo que sufrió en la cabeza. A pesar de haber superado de manera increíble y milagrosa ese episodio, el daño ya estaba hecho y resultó imposible que el jugador siquiera retornara al futbol en este tiempo, lo cual pasa a segundo término considerando la gravedad del asunto, pueslo que realmente importaba sí se cumplió, que era mantenerse con lucidez y sobre todo con vida. La historia del guardameta que en un par de semanas cumplirá 25 años es distinta pero con un denominador común que fue quedarse sin jugar en la Copa del Mundo. En este caso sí se puede hablar de un suceso polémico, pues la exclusión de Ochoa de la titularidad nos parece quese debió más a un capricho y a la terquedad del técnico, que a un aspecto meramente deportivo. Dicha exclusión se fue gestando poco a poco, al menos en la apariencia hacia afuera, pues también es posible que la decisión de Javier Aguirre estuviera tomada mucho antes del 11 de junio. Quizás esta maniobra, que comenzó con la famosa “rotación” de porteros durante los partidos amistosos del Tri y que continuó hasta la asignación de los números de camisetas, fue para desorientar al público y a los medios de comunicación y así evitar la avalancha de críticas y la presiónque hubiera significado anunciar al “Conejo” Pérez como el número unodesde abril. Desde este lugar, en anteriores ocasiones ya hemos manifestado que a nuestra consideración lo que le hicieron al arquero del América fue una gran injusticia, pues ese lugar en la portería nacional se lo había ganado justamente en la cancha y tras un proceso largo que significó muchísimo esfuerzo para el joven jalisciense. Pero este deportea vecesnos muestracosasasí, injustas, inexplicables, polémicas y decepcionantes, no siempre juega elque a la mayoría le gustaría o el que más parece merecerlo. No obstante, el futbol también ofrece revanchas y segundas oportunidades, las cuales ojalá le lleguen a estos dos jugadores que la comunidad americanista extrañó tantodurante este Mundial. Hasta entonces, que Ochoa, quien por el momento es el único de los dos que tendrá actividad en el segundo semestre del año, tenga un feliz regreso a Coapa y un gran torneo que le permita prontovolver a ser el dueño de la portería nacional. Tu opinión nos interesa, compártela con respeto. Artemio Flores, Director Editorial de AméricaMonumental.com Foto: Mexsport