Nicolás Castillo se convirtió en horas de la tarde del pasado jueves, justo en el cierre del mercado de pases, en el flamante último fichaje del club América de cara a la temporada 2019 y por los próximos cuatro años.

En América Monumental mandamos a una enviada especial del sitio Redgol.cla conocer sus orígenes futbolísticos y llegamos hasta Renca, popular comuna del norte de Santiago, capital de Chile, para saber todo sobre los inicios de Castillo.

Fue en el Club Lourdes donde Nico hizo sus primeras armas, y donde veedores de Universidad Católica lo descubrieron a los 13 años, para ingresar a la Sub 14 del club que lo vería brillar más que cualquier otro en el fútbol.

Castillo era barra brava de la UC, y con el grupo “Huama 1”, representante de su barrio llamado Huamachuco 1, asistía cada fin de semana al Estadio San Carlos de Apoquindo a alentar a su amado club, que hoy lleva en su piel y en su corazón, y donde incluso se compró un palco para visitarlo cada vez que viaja a Chile. Fuera de su hogar, en la calle Las Hortensias, dos murales gigantes con su nombre y su camiseta de Universidad Católica adornan las paredes que lo vieron correr por primera vez detrás de un balón.

En el mismo sector también se encuentra la cancha de tierra de Las Palmeras, donde cada fin de semana se disputa el torneo de fútbol de Renca, y en ellas Castillo demostró toda su calidad futbolística que hoy lo tiene con varios pasos en Europa, dos veces goleador del campeonato Chileno, con un bicampeonato en Universidad Católica en su historial y, cómo no, como fichaje del más grande de México: elAmérica.

Vecinos del barrio donde se crió Castillo comentan que Nico nunca se ha olvidado de sus orígenes y cada vez que puede los visita, los acompaña y los ayuda económicamente, además de disfrutar junto a sus padres, Luis y Tania, ysu hijo, Agustín. Los mismos vecinos se declaran orgullosos de verlo triunfar en el fútbol mundial y disfrutan cada fin de semana verlo jugar en clubes importantes y en la Selección Chilena. ¡Bienvenido al Más Grande, Nico!