Rubens se fue por la puerta trasera del América a pesar de ser el capitán del equipo y haberlo guiado a dos títulos de Liga y dos de CONCACAF.

Cuando América publicó la lista de jugadores transferibles para el Clausura 2017 y a la cabeza aparecía Rubens Sambueza, todo el americanismo se llevó una gran sorpresa.

Un año después de haberle renovado el contrato por dos temporadas, la directiva decidió prescindir de nada menos que el capitán del equipo, quien en cuatro años y medio como jugador de las Águilas consiguió dos títulos de Liga y dos Concachampions, además de haber sido elegido como el Balón de Oro de la Liga de Campeones de la CONCACAF 2015-16.

La afición no tuvo la oportunidad de despedir a su ídolo en el Azteca

El talento del argentino es igual de indiscutido que su controversial temperamento, el cual le valió el llamativo número de 10 expulsiones y 74 amonestaciones. A su vez, el nivel de mediocampista de 33 años venía decayendo y quedó a deber en esta primera parte de la temporada.

El jueves por la noche, sobre el cierre del registro de transferencias llegó la noticia: Toluca compró la ficha de Sambu.

Seguramente la directiva azulcrema tendrá sus motivos para haber tomado esta decisión y, aunque cuestionables, pueden ser entendibles. Lo que es una verdadera injusticia es que la salida de un símbolo del equipos se diera de esta manera.

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Una polémica expulsión por doble amonestación en el minuto 102 de la Final ante Tigres fue la última imagen del capitán con la playera del más grande. El Azteca lo vio por última vez en el encuentro de ida. Sin saber lo que sucedería después, no le pudo brindar la despedida que merecía.

Otro referente que sale por la puerta trasera

Tal como sucedió con Moisés Muñoz, aunque él si recibió el cariño de la afición en su último partido porque se preveía su salida desde la llegada de Marchesín, la cúpula del América volvió a demostrar una falta de tacto total para lidiar con los referentes, a quienes trata como si fuesen un elemento más. Ejemplos anteriores sobran y basta con nombrar a Cuauhtémoc Blanco y Jesús Molina, por citar dos casos bien distintos entre sí.

Un partido no puede decidir el destino del capitán del equipo y si la decisión ya estaba tomada es inaudito que no se haya comunicado antes. Tanto la afición como el propio Sambueza merecían saberlo con anticipación, para por lo menos brindarle el adiós que merecía tras cuatro años y medio de brindarse al máximo por estos colores.

Con aciertos y errores, altos y bajos, asistencias y expulsiones, Rubens nunca negoció la garra y la entrega, esa tan característica de los futbolistas sudamericanos.

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El club ni siquiera pudo editar un buen video para despedirlo:

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