Román “Mozumbito” Martínez fue señalado en su momento como una de las grandes promesas del americanismo. Debut precoz, técnica limpia y el aura de canterano que enamora a la tribuna. Sin embargo, hoy su nombre aparece en redes sociales más por burlas hacia su estado físico que por recuerdos de sus inicios.
Detrás de esa caída hay un hecho doloroso. Según versiones difundidas en redes, a mediados de 2023 perdió a su hermano, un golpe íntimo que lo marcó emocional y profesionalmente. Desde entonces, el brillo de la joya azulcrema se apagó y su trayectoria se desvió demasiado pronto.
La tragedia familiar que lo cambió todo
De acuerdo con testimonios cercanos compartidos en plataformas digitales, la muerte de su hermano fue el punto de quiebre en la carrera de Mozumbito. Apenas aprendía a convivir con la presión de la élite, y el golpe lo derrumbó anímicamente. Su rendimiento cayó en picada, los minutos desaparecieron y aquella curva ascendente quedó truncada.
No se trató de falta de talento ni de oportunidades: fue un suceso personal devastador que lo alejó de la cancha. En Coapa, el recuerdo es claro: era uno de los debutantes más jóvenes en la historia del América y, pese a la calidad, nunca logró recuperarse de aquel golpe de vida.
¿Qué pasó con su carrera después de salir del América?
El club intentó reactivarlo con una cesión al Tampico Madero, pero tampoco logró consolidarse en la Liga de Expansión. Con el tiempo, fue enlazando pasos por categorías menores, ligas semi profesionales y torneos locales en México y Estados Unidos.
Hoy, su carrera parece un eco de lo que pudo ser. Mozumbito encarna una lección para el americanismo: la salud mental y el entorno son tan decisivos como el talento. Si algún día busca un regreso, necesitará más que un contrato: apoyo, estabilidad y tiempo para sanar lo que la cancha nunca pudo.