El América ya trabaja en la planificación del Clausura 2026 mientras aún compite en la Liguilla, obligado a reconstruir líneas completas tras un semestre marcado por lesiones, bajo rendimiento y una competencia interna que nunca terminó de consolidarse. La directiva sabe que necesita reforzar, pero también enfrenta un problema que ellos mismos generaron.
Porque aunque comienzan a sonar nombres que ilusionan al americanismo, Guido Rodríguez, Julián Quiñones, Agustín Palavecino, Brian Gutiérrez, existe una traba enorme que condicionará todo el mercado azulcrema: un error administrativo que hoy complica cada movimiento y amenaza con frenar las operaciones más importantes.
¿Por qué el América está limitado y no puede avanzar con los fichajes deseados?
La realidad es sencilla y preocupante: el América tiene ocupadas las nueve plazas de extranjeros y no ha logrado desprenderse de varios futbolistas que ya no entran en los planes. Con contratos altos y poca intención de salida, nombres como Dávila, Lichnovsky o Aguirre han sido muy difíciles de colocar, pese a que estuvieron cerca de irse en mercados recientes. Esa inercia dejó al club sin margen para registrar nuevos extranjeros.
A ello se suma un caso que muchos olvidan, pero que sigue afectando directamente al presupuesto: Javairô Dilrosun continúa bajo contrato con el América, aun sin estar inscrito en la Liga MX. Es dinero totalmente inmovilizado, consecuencia de decisiones tomadas por la directiva encabezada por Santiago Baños, que hoy mantienen al club con varias fichas bloqueadas y poco margen para operar.
La consecuencia es clara: si no hay salidas, no habrá incorporaciones extranjeras. Y como el mercado de jugadores mexicanos está prácticamente agotado para el América, ya tiene a la mayoría de los mejores de la Liga MX, el escenario se complica. La directiva deberá resolver este problema de raíz si quiere realmente competir en el mercado y reforzar a un plantel que necesita profundidad, variantes y calidad inmediata.
