“Le está quitando la oportunidad a un jugador mexicano”; “una selección solo puede tener futbolistas nacidos en ese país”; “yo no estoy de acuerdo con los naturalizados”. Son frases que se repiten a diario desde que se conoció que la Selección Mexicana contempla a Álvaro Fidalgo para principios del 2026.
Fidalgo completó su proceso de naturalización y en marzo cumplirá los cinco años de residencia que exige la FIFA para estos casos. El mediocampista de las Águilas siempre ha sido muy discreto con el tema, pero el tiempo pasa y ya son horas de definiciones de cara a la Copa del Mundo.
Desde lo reglamentario no hay impedimentos, pero en la opinión pública existe cierta resistencia desde diversos sectores y no por motivos futbolísticos. Y es que resulta muy complicado argumentar una posición contraria al llamado de Álvaro Fidalgo, pues en el plano deportivo es un plus por donde se vea.
El ‘8’ del América es un modelo que lejos de señalarlo por no haber nacido en México, debería aprovecharse para formar a los talentos mexicanos. Fidalgo representa lo que debe ser un profesional dentro y fuera de la cancha, pero además ofrece una comprensión del juego que muy pocos tienen.
La competencia los hace crecer a todos
Tener a Fidalgo en la Liga MX es una bendición para todos, pues ofrece un roce competitivo a los jóvenes talentos que promueve el crecimiento. Esto no es solo para aquellos que lo enfrentan cada semana, sino incluso para lo que entrenan a diario con él y buscan disputarle el puesto en el América.
Y esto es lo que sucede en las grandes potencias futbolísticas, que cuentan con ligas donde los extranjeros tienen un enorme protagonismo y los talentos de ese país aprenden de ellos. Las mejores propuestas de juego surgen de ese proceso de intercambio cultural, por lo que los naturalizados no son un problema para selecciones como Francia, España, Alemania o Italia.
Eso sin mencionar lo agradecido y respetuoso que ha sido Fidalgo con este país, en el que ha cumplido sus mayores sueños como futbolista. Este país en el que se dio a conocer con su talento, con su compromiso, con su liderazgo y en el que ha hecho historia al ser una figura imprescindible en un América de época.
Nadie puede dudar de que tan pronto pise el terreno de juego con la playera de la Selección Mexicana, la defenderá con el mismo orgullo y responsabilidad de la que somos testigos en el América. Mucho más si lo puede hacer en el Estadio Azteca, donde lo único que le falta es jugar un Mundial.
