La historia del Clásico Nacional se ha forjado a lo largo de los años con partidos épicos, partidos emocionantes y figuras que, con su contribución individual, guardan un lugar para la posteridad en lo que respecta tanto a América como a Guadalajara, equipos que este fin de semana se encontrarán en el Estadio Azteca.
Por parte de las Águilas, uno de esos personajes emblemáticos fue José Antonio Roca, quien fuera director técnico del equipo en dos etapas; la primera entre 1970 y 1975, la segunda de 1979 a 1981. A la fecha, muchos referentes de la institución lo reconocen como pilar en la historia de la institución.
Independientemente de los resultados que entregó desde la dirección técnica y los grandes jugadores a los que le tocó dirigir, uno de los factores por los cuales es más recordado radica en su animadversión por Chivas y su contribución para que creciera la rivalidad que hoy es la más importante de nuestro país.
En su estancia como estratega azulcrema, José Antonio Roca le tenía estrictamente prohibido a sus jugadores intercambiar camisetas con los elementos de los tapatíos, cosa que los aficionados americanistas valoraron y vieron con buenos ojos. Pero sin duda, la frase que inmortalizó al llamado Míster, fue la que dijo previo a un Clásico Nacional en donde señaló que “Los enanos nunca crecen”; para su mala fortuna, los cremas perdieron aquella ocasión, por lo que al ser cuestionado sobre sus palabras previas, manifestó que “un día un burro tocó la flauta”.
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Declarado como el antichiva número 1 de México, Roca no dejó esa rivalidad en meras palabras, toda vez que como estratega milloneta, enfrentó al Rebaño en 16 oportunidades, de las cuales ganó ocho, empató seis y perdió solamente cuatro, por lo que hoy es considerado una de las máximas figuras del americanismo y fundamental para entender lo que el Clásico es hoy.