El Clásico Nacional arrancó con el América imponiendo condiciones y ritmo. Pero la propuesta agresiva de Chivas dejó una herida en el libreto azulcrema: Álvaro Fidalgo sufrió un choque fuerte en la rodilla al 33’, obligando al capitán a medir sensaciones sobre la marcha en plena batalla.

Fidalgo aguantó hasta el silbatazo del medio tiempo, compitiendo entre dolor y responsabilidad. Tras la charla en vestidores, llegó la decisión: no volver para el complemento. El plan de Jardine se ajustó de inmediato y la tribuna contuvo la respiración: el partido sigue vivo y el marcador, abierto.

¿Qué se sabe del golpe y por qué salió al medio tiempo?

La imagen que calma al Nido: Fidalgo se sentó en la banca con bolsa de hielo sobre la rodilla, sin inmovilización ni signos de urgencia médica. El cuerpo técnico priorizó no forzar, pensando en la gestión del partido y del calendario. Brian Rodríguez ingresó para ocupar ese carril de conexiones y acelerar transiciones, mientras el mediocampo reajustó alturas para sostener la presión tras pérdida.

En lo táctico, América perdió a su metrónomo, pero ganó piernas frescas para castigar los espacios. Fidalgo es quien da timing y limpia la primera descarga; sin él, el equipo necesitó acortar la posesión y verticalizar cuando el contexto lo permitió. La respuesta estructural: laterales listos para saltar y doble apoyo interior para no partirse.