El Clásico Nacional llega con un guion muy distinto al de otras ediciones. América se presenta en la jornada 8 del Apertura 2025 como sublíder del torneo, apenas un punto por debajo de la cima, mientras que Chivas llega en crisis, con solo cuatro puntos y hundido en la parte baja de la tabla. Un contraste brutal que refleja la distancia actual entre ambos gigantes.
En Coapa se respira confianza, pero también hambre de trascender. El equipo de André Jardine no solo busca los tres puntos, sino también dejar claro que el proyecto azulcrema vive un gran momento mientras el Rebaño se tambalea. En un escenario así, la victoria podría significar algo más que un triunfo: podría sentenciar un ciclo completo en Guadalajara.
¿Un Clásico que puede cortar el proyecto de Chivas?
El argentino Gabriel Milito llegó con la promesa de renovar a Chivas, pero en la Liga MX su equipo ha dejado mucho que desear. Ante el América, aparece como víctima en un partido donde las probabilidades apuntan hacia un solo lado. Aunque desde la directiva rojiblanca se ha dicho que seguirá en el cargo, perder contra el eterno rival con una goleada de por medio podría ser el golpe definitivo a un proceso que nunca despegó.
Para el América, la oportunidad es clara: convertir el Clásico en una prueba de poder, un mensaje directo a la liga y un recordatorio de que en la rivalidad más grande del país, la jerarquía pesa. Jardine lo sabe y prepara a su once para exhibir la distancia entre un equipo que crece y otro que apenas sobrevive.
Una hegemonía azulcrema que se alarga en el tiempo
La superioridad del América no es solo actual: hay que retroceder hasta 2017 para encontrar la última vez que Chivas ganó un Clásico de fase regular, en un duelo cargado de polémica arbitral. Desde entonces, el Ave ha convertido cada enfrentamiento en una reafirmación de su dominio.
Para Chivas, el Clásico es la única válvula de oxígeno de un semestre gris. Para América, es la oportunidad de dar un golpe histórico: mantener la hegemonía, hundir al rival y escribir un nuevo capítulo en la historia de una rivalidad que siempre termina con el Nido volando más alto.