La noche de este sábado se llevará a cabo en la cancha del Estadio Azteca una nueva edición del Clásico Capitalino, ese que se forjó en la década de los 80’s y que con el correr del tiempo tomó mayor relevancia, aunque en este caso en particular, más por la gente que por las propias figuras que han pasado por las dos instituciones más populares de la capital del país.
La rivalidad del América vs Pumas se disputa en la cancha, se palpita en las divisiones inferiores, pero se vive con mayor intensidad en las calles, las escuelas, los trabajos. La convivencia entre las parcialidades de los dos equipos es habitual, es un pique natural por la manera en la que ambas trincheras conciben el futbol.
El americanismo, con la altivez que lo caracteriza, no encuentra en la Universidad a un igual en el plano estrictamente deportivo dada la gran distancia que existe entre ambos en lo que refiere a logros a lo largo de su historia, pero sabe que, si hay un rival en el futbol mexicano que no lo quiere, es precisamente Pumas.
Precisamente desde esos sentimientos nace un Clásico que es de la gente, hecho desde la pasión en las tribunas, la efervescencia de dos pueblos que se saben diferentes, pero que cada vez que se encuentran entregan un espectáculo que trasciende la cancha, el marcador, la clasificación general, puntos y otros factores.
ES MÁS QUE EL CLÁSICO JOVEN
Si bien, el Clásico por excelencia para América es contra Guadalajara, la realidad es que con el correr de los años, la rivalidad con Pumas creció tanto que incluso superó al Clásico Joven contra Cruz Azul y muestra de ello es la propia opinión de los aficionados que aseguran que ante los del Pedregal les duele más perder que con los Cementeros.