En días recientes se dio por hecho el arribo de Agustín Palavecino al Club América para el próximo mercado. La versión corrió entre reportes y rumores, al punto de instalar la idea de que sería el primer refuerzo confirmado.

Pero una voz autorizada del día a día azulcrema encendió la alarma: hay un obstáculo reglamentario que hoy hace inviable su registro. El fichaje no depende de gusto o dinero, sino de una limitante que el club todavía no resuelve.

¿Cuál es el verdadero problema con Palavecino y por qué hoy no se puede?

La explicación es tan simple como dura: América no tiene plazas disponibles de no formados en México. Con el cupo de extranjeros completo, el reglamento impide inscribir a otro futbolista con esa condición, por más avanzadas que estuvieran las conversaciones.

¿Qué tendría que suceder? Liberar al menos una plaza. Y ese proceso es el verdadero reto de la directiva: negociar salidas, préstamos o rescisiones con jugadores que, en varios casos, no desean irse o no han encontrado destino que satisfaga a todas las partes. Hasta que eso ocurra, no hay margen de maniobra para registrar a Palavecino.

El escenario deja una conclusión operativa: antes de hablar de nuevos refuerzos extranjeros, América debe destrabar su lista. El club ya trabaja en alternativas para abrir el espacio y, recién entonces, reactivar objetivos. Mientras tanto, el caso Palavecino queda en pausa, no por capricho, sino por reglamento. Si la directiva logra liberar cupo, el tablero se mueve; sino, cualquier “casi cerrado” volverá a chocar con la misma pared.