Desde muy temprano se respiraba el ambiente de Clásico en Guadalajara. Mi vuelo salió a las 7 de la mañana de la Ciudad de México, y por coincidencia me tocó tener al lado a Isaías Reyes, encargado de relaciones públicas del Club América, y enlace entre las barras del América y el club. Me presenté con Reyes y comenzamos una plática sobre fútbol, América, barras y violencia. Una hora de vuelo que se me pasó en diez minutos. La semana anterior el periódico “Cancha” exhibió las situaciones entre los dirigentes de las porras e Isaías. El encargado de las barras del América se portó muy bien conmigo, me contó que lleva nueve años trabajando en el club y que nunca ha tomado dinero de las credenciales, como afirma el periódico deportivo del grupo Reforma. De igual forma, Isaías me explicó que él sabe quiénes son las personas que abusan de las credenciales, pero que eso depende de la seguridad del estadio y no está en manos del club. Llegando a Guadalajara se podía ver a niños no mayores de diez años con la playera de sus Chivas, y a algunos otros con la del América. Compartí el Taxi con Isaías rumbo al hotel Quinta Real, en donde se estaba hospedando el equipo. Ahí desayuné mientras esperaba a que bajara el equipo. Los primeros fueron Pável y Vicente Sánchez, quienes se sentaron en la mesa de al lado. Pardo vino a saludar a Isaías e inmediatamente bromeó con él preguntando que si no tenía boletos para vender. Reyes sólo sonrió. Aproximadamente a la 1:30 de la tarde, el equipo completo bajó al restaurante del hotel. Tomaron sus mesas y se prepararon para comer. Ochoa es el hombre que más habla dentro del equipo, siempre está bromeando y tiene buena comunicación con todos. Un líder total. Por otro lado, Carlos Reinoso no come, al contrario, está revisando que todos sus jugadores estén bien y tranquilos. También el “Maestro” habla mucho, pero él lo hace en voz alta, en varias ocasiones repitió que era un Clásico, que se tenía que ganar, pero que lo más importante era disfrutarlo. El equipo subió a sus habitaciones para prepararse rumbo al Ominilife. Mientras los jugadores se cambiaban, Michel Bauer y Jaime Ordiales llegaron al hotel. Bauer con la mirada perdida, demostraba preocupación y tristeza, no hablaba, no sonreía ni nada. Ordiales se maneja diferente, aunque es muy cuestionado por su trabajo en el club y su pasado Chiva, como persona es un verdadero caballero, muy amable y atento. A las 3 de la tarde hice el viaje al Omnilife, y digo viaje por fueron 45 minutos del hotel al Estadio, que se encuentra muy lejos del centro de Guadalajara. Llegando al inmueble lo primero que hice fue ir por mi acreditación. No tuve ningún problema, pues AméricaMonumental.com estaba perfectamente acreditado para el evento. A las afueras del estadio definir de qué equipo había más gente era muy complicado, Isaías Reyes anteriormente me había comentado que la gente del América compró más boletos que los de Chivas. Entré al estadio y entre pantallas y bocinas subí 156 escalones para llegar al palco de prensa, ubicado en el centro de la cancha con una vista envidiable. Poco a poco la gente empezó a llegar al Ominilife. La gente del América que se encontraba en la parte alta de la tribuna poniente empezó a cantar desde que hizo su ingreso al inmueble, una hora antes del puntapié inicial. Las tribunas se vistieron de blanco, y los jugadores saltaron al terreno de juego con las playeras que transmitían el mensaje: “Hagamos de la paz un Clásico”. Se cantó el Himno Nacional Mexicano, mientras la barra del América entonaba: “América, yo te llevo en el corazón”. Y después del saludo de los capitanes el partido comenzó. Se escucharon los cantos de los americanistas, antes, durante y después de los goles del equipo de Guadalajara. En un momento del partido, el Estadio Ominilife escuchó el canto de “Somos locales otra vez”, en donde los de amarillo declaraban su localía en la cancha del odiado rival. El encuentro terminó con 3-0, y después de un muy mal partido por parte de los de Reinoso, el equipo salió con la cara viendo hacia el pasto y un semblante de tristeza en sus rostros. Para la conferencia de prensa, Reinoso salió entre enojado y triste. Declaró que faltó contundencia y que sólo queda pedir disculpas y seguir trabajando, aparte de que prometió el pase a la Liguilla. Mientras que los jugadores caminaban por la zona mixta, en donde no dieron ninguna entrevista. Miguel Layún y el “Topo” Valenzuela caminaron con los ojos llorosos y sin ver a la prensa. A mi salida del Ominilife tuve que caminar por 30 minutos para encontrar un taxi que me llevara al aeropuerto, pues el estadio está sumamente lejos de la civilización y es difícil encontrar algún transporte público. Mientras me subía al avión reflexioné que vendrán más Clásicos, más partidos, y que esto no acaba aquí, en este triste y doloroso 3-0 para la gente del América. El fútbol viene y va, también ofrece revanchas y hay que sufrir de vez en cuando. Lo que me preocupa es que ya sufrimos demasiado. Tu opinión nos interesa, compártela con respeto. Por Nicolás Romay, enviado especial de AméricaMonumental.com Twitter: @nicolasromay Foto: Mexsport