Particular historia de este catracho de 21 años que se probó y fue aceptado en Coapa.

América continúa sumando jugadores para la próxima temporada, aunque en este caso se trata de alguien poco conocido que solamente estará en las Fuerzas Básicas: Brayan López. Delantero hondureño de 21 años, es una de las principales promesas del fútbol de aquel país. Se probó en Coapa y fue aceptado, pero lo más extraño no tiene que ver tanto con sus cualidades deportivas sino con la historia personal con la que arriba al Nido…

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Muy activo en Instagram, López contó parte de su pasado en una entrevista con Diez, un medio de su país: “Mi infancia fue algo difícil porque nunca conocí a mi mamá y crecí con mi abuela hasta los ocho años. Todo mundo se burlaba de mí en el pueblo (Sangrelaya, Colón), me decían que me iba a quedar en lo mismo pero siempre luché. Había harto vandalismo, robé, vendí drogas, algo que un niño de ocho años no debería hacer. Nunca estuve preso, nunca me metieron un balazo, sino que fue por mi familia. Viví en un pueblo sencillo, si alguien tiene un kilo de arroz lo reparte. Estoy feliz porque llegué a México por Azul. Uno de mis amigos, Michael Arroyo, me ha echado la mano, no tengo cómo agradecerle su apoyo. Hice pruebas con Atlante, Sinaloa y no salió. Michael me echó la mano. Agradezco a mi madre que sé que desde el cielo me protege”.

Su zona, conocida como “La Bestia”, era de terror: “Como cinco días se paró. Mataron a la gente, pero yo me fui a meter a un monte. Andaba con dos amigos, había que estar preparado para todo porque te juegas la vida o la muerte. Cuando tienes un sueño lo sabes. Ha habido gente que llega a Estados Unidos por suerte, sus familias no saben si viven o no. Están los Zetas y todo eso es peligroso, pero a mí no me hicieron nada. Yo quiero salir adelante. Vender droga no fue bueno porque corrompí vidas, pero lo hice para que mi familia comiera. Estoy aquí por Dios. Tengo hambre de llegar a donde quiero. Mi sueño es empezar en un equipo chico y luego llegar a un Tigres o América”.

“Vender drogas no fue bueno pero lo hice para que mi familia comiera”.

El centroamericano dio detalles que dan pánico de verdad: “Cuando pedía un taco, hasta el agua me tiraban, un pan no se le niega a nadie. Si viera a alguien pidiendo dinero, se lo doy. Quiero ayudar a los pobres de Honduras, hay mucha delincuencia. Si no tienes que comer, pues robas, y no quiero eso, sino que los niños progresen”.

Con relación a lo futbolístico y al balompié mexicano, el catracho comentó: “Donde más me dolió fue en Dorados y Murciélagos, porque me dijeron que no querían agarrar a este negro porque no había dinero. No quiero dinero, sino para comer y un techo. Si debuto y hago goles, los equipos me van a querer. No quiero ganar cinco mil dólares al instante. Es algo bonito esto de América. Nunca pensé en llegar a un club grande y que te reciban los jugadores. Es la gente más humilde. Dicen que es el equipo más odioso de México, pero es porque ellos son los mejores”.

Ya piensa en las águilas, en Estadio Azteca y su sueño que poco a poco se hace realidad: “Lo que quiero es llegar a un equipo grande, ser referente, hacer rachas goleadoras. Ser como los jugadores de México, Oribe Peralta, Jurgen Damm, Michael Arroyo. Ellos siempre me dicen las cosas buenas y malas. Michael ha sido mi fuerza, él es todo para mí, mi padre y mi hermano. Estoy agradecido con ellos, son quienes me encienden mi sueño”, cerró López.

Fotos: Instagram.

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