Si bien apenas fueron tres temporadas en el Más Grande, entre 2009 y 2012, Rosinei Adolfo tiene un gran recuerdo de aquella etapa en el Nido de Coapa y así lo detalló en la entrevista exclusiva con América Monumental en Instagram, donde repasó sus mejores momentos y también el “bajón” cuando dijo adiós con la playera azulcrema más allá de sus ciclos enCruzeiro, São Caetano, Corinthians, Internacional de Porto Alegre, Atlético Mineiro, Curitiba y Paraná.

El exmediocampista brasileño, que hoy tiene 37 años, declaró: “Fue en el país en el que fui más feliz jugando al fútbol, disfrutaba jugar en el Estadio Azteca, había una gran afición… Cuando llegábamos con el autobús estaba toda la gente afuera del Estadio, era increíble. A mí me encantaba, sigo mirando los partidos del América. Cuando me tocó irme fue muytriste”.

Además, elogió al Perro y rememoró el particular apodo con el que lo bautizó en sus primeros encuentros: “Me encanta Enrique Bermúdez como narrador, cuando lo escucho narrar me acuerdo de cuando juegué allá. Al comienzo no sabía qué era un corcel porque no hablaba bien español, pero después me quedé muy contento porque la gente me veía jugando y me decía que le echaba ganas, que me entregaba en la cancha para que el equipo saliera con la victoria”.

Fueron tres campañas como azulcrema (Jam media).

Como todo sudamericano, en los inicios con el Ame sufrió bastante la altura de la Capital:“Al principio me costó mucho, me faltaba el aire, me daba mucho dolor en la cabeza. Me quedé como dos semanas así,después ya empecé a acostumbrarme y así fue un buen tiempo. La Ciudad de México es un encanto, es igualita a Sao Paulo, entonces no fue difícil acostumbrarme al tráfico y a que hay mucha gente. Tuve mucha dificultad nada más por la altitud”, reveló quien disputó 88 encuentros con 4 goles y 4 asistencias aunque no fue Campeón.

Rosinei completó con relación a la diferencia en su nivel entre las primeras dos campañas y la última: “El 2010 y 2011 fueron muy buenos, pero ya en 2012 tuve un problema muy grave en el pubis, entonces me tuve que hacer una cirugía y me costó mucho la recuperación. Ya no tenía la misma fuerza que cuando llegué, por ser extranjero tenía la presión por tener que jugar, eso hizo que entrara a los partidos con mucho dolor, no podía hacer buenos partidos y terminaba con mucho dolor. Eso me dejó muy triste, ya no estaba tan bien y no rendía dentro de la cancha. La presión era muy grande. Con dolor y todo, entraba a la cancha y quería hacer lo mejor pero no siempre salía todo como queríamos. El 2012 fue el más triste porque ya no conseguía jugar”.

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