El América y su directiva ya no se pueden equivocar. Es por eso que Carlos Reinoso debe de seguir al frente del equipo, cuando menos hasta que termine el presente torneo. A continuación explicaré por qué. La impaciencia en el América no es un tema nuevo. La necesidad de conseguir triunfos semana a semana obligan a los protagonistas a cumplir para no poner en riesgo sus empleos, aunque nadie está más en riesgo de perder el suyo que el entrenador. Así ha sucedido en el futbol latinoamericano en general y el mexicano no es la excepción, mucho menos el Club América. Las muestras son claras, desde que Mario Carrillo hizo campeón al equipo de manera convincente en el Clausura 2005, ningún otro técnico de las Águilas ha podido darle gusto a los aficionados, ya ni hablemos de ganar títulos. Carrillo fue campeón y en el siguiente torneo el equipo jugaba cada vez mejor, impuso una nueva marca en México de partidos invicto y terminó como líder general de la competencia. Sin embargo, un partido fatal en la vuelta de los cuartos de final ante Tigres en el Azteca, dejó fuera al América de la liguilla y a Mario Carrillo sin trabajo. Sí señores, un partido, una eliminación de manera dramática dejó al técnico campeón y superlíder lejos de Coapa. ¿Qué vino después? Póngase usted a contar fracasos: Víctor Manuel Aguado con la famosa diadema como intercomunicador con Manuel Lapuente. Poco después el propio Manolo bajó de la tribuna para volver a dirigir desde la banca pero no le fue muy bien. Luego vino Luis Fernando Tena, que estuvo poco más de un año sin poder convencer a la afición, aunque fue el que más cerca estuvo de conseguir un título de liga en el Clausura 2007. Llegó el turno de Daniel Brailovsky, un consentido de la afición al que los turbios manejos de la Conmebol le impidieron quedarse con la Copa Sudamericana del 2007. Ganó el el Interliga del año siguiente para ir a la Libertadores, pero cinco partidos después le dieron las gracias. Y llegó Rubén Omar Romano para ensuciar la historia del América junto a los que lo trajeron y los que jugaron para él. Último lugar del Clausura 2008 y casi afuera de la Libertadores tras perder la ida de los octavos de final ante Flamengo en el Azteca. Juan Antonio Luna recibió un interinato para milagrosamente llevar a ese mismo equipo de Romano, a las semifinales de la Libertadores del 2008. Hasta ahí llegó su oportunidad. ¿Por qué? Porque ahí llegó Michel Bauer para comenzar con su mandato. Ramón Díaz fue el primer elegido de Bauer. Un contrato millonario y varias contrataciones que sirvieron para terminar el Apertura 2008 sin calificar a la liguilla. Vino el Interliga a principios del 2009 y el equipo no logró entrar a la Libertadores, cuatro partidos más tarde, adiós Ramón, hola Chucho. Jesús Ramírez llegaba a Coapa sin haber dirigido en Primera División y con el argumento de que su experiencia con los jóvenes traería éxito, al menos, en el desarrollo de las fuerzas básicas del América. Pero ni una ni otra, el equipo no calificó en el Clausura 2009 y en el torneo siguiente se despidió en cuartos de final. Pero Chucho rompió la tendencia y continuó para el Bicentenario 2010, donde apenas logró regresar a cuartos de final para caer ante el Toluca. Eso sí, con el atenuante de que ese fue el torneo en el que ya no estuvo Salvador Cabañas. Bauer y compañía decidieron apostar por algo más seguro y trajeron de regreso a Lapuente, quien terminó cuarto en el Apertura 2010 y quedó eliminado en semifinales. Su cuarto lugar le permitió ingresar a la Copa Libertadores 2011. Pero no la pudo disputar, pues luego de tres jornadas del Clausura 2011, el dueño del equipo, Emilio Azcárraga Jean, decidió saltarse la autoridad de Bauer y designó a Carlos Reinoso como nuevo técnico del América. Y aquí estamos. Reinoso no cumplió con el objetivo de ser campeón, pero creo que su campaña tanto en la liga como en la copa no fue tan decepcionante como las de sus antecesores. Para mí, el error de Reinoso, y lo dije en su momento, fue querer ir por los dos torneos cuando solamente había plantel como para uno. De cualquier manera, Reinoso está siendo víctima de la impaciencia del arranque del torneo, que si repasan la historia reciente que acabo de contar, es ahí cuando más técnicos se han ido. Creo que, salvo excepciones muy marcadas como la de Romano, los cambios de técnico se deben hacer al finalizar un torneo, para darle la oportunidad al nuevo de poder darle forma a su equipo desde el comienzo. Los resultados están ahí, a la vista de todos. Cambiar de técnico cada seis, ocho o diez meses no es la solución. La gente del América debe aprender a ser paciente y a respetar los procesos. Nos guste o no, el entrenador hoy es Reinoso y se le debe dar la oportunidad de pelear por este torneo. Que la evaluación venga al final y no con cada partido. No se debe confundir exigencia con desesperación. El camino del éxito está lleno de obstáculos y hay que aprender a sobrepasarlos, en lugar de querer tomar un camino distinto cada vez que un obstáculo se nos pone enfrente. Tu opinión nos interesa, compártela con respeto. Por Artemio Flores, Director Editorial de AméricaMonumental.com Twitter:@Arte_FloresMtz Foto: Mexsport