Tras la humillante eliminación en el Apertura 2025, el Club América trazó un plan agresivo: una limpieza profunda de extranjeros. Nombres como Víctor Dávila, Rodrigo Aguirre e Igor Lichnovsky encabezaban una lista negra diseñada para liberar plazas de “No Formados en México”, reducir la masa salarial y permitir la llegada de verdaderos refuerzos de jerarquía internacional que devolvieran el brillo al Nido.

Sin embargo, lo que parecía una purga necesaria se ha convertido en una pesadilla legal y financiera para la directiva. El plan original ha colapsado y, en un movimiento desesperado, el club ha tenido que dar un “volantazo” de último minuto en el mercado de fichajes que cambiará por completo la cara del equipo para el Clausura 2026, dejando a la afición con más dudas que certezas.

América se rinde en dar salida a sus jugadores extranjeros

De acuerdo con el periodista Juan Carlos Zúñiga, la alta cúpula azulcrema ha tirado la toalla en su intento por liberar plazas foráneas. A casi un mes de la eliminación, la realidad es amarga: la mayoría de los extranjeros con bajo rendimiento han rechazado tajantemente abandonar Coapa. Ante este “tope de pared”, la directiva se ha visto obligada a explorar exclusivamente el mercado nacional en busca de refuerzos mexicanos ante la imposibilidad de registrar a más foráneos.

El nudo del problema radica en los contratos blindados y los estratosféricos sueldos que se pagan en el club. futbolistas como Javairo Dilrosun y el propio Víctor Dávila perciben salarios que superan el millón de dólares anuales, cifras que ningún otro equipo está dispuesto a igualar y que los jugadores no piensan sacrificar. Esta postura tiene al América secuestrado financieramente, imposibilitando la renovación del plantel que André Jardine tanto solicitó.

Esta incapacidad administrativa exhibe una gestión que hoy se encuentra “atada de manos”. Todo apunta a que las Águilas encararán el próximo torneo con las mismas nueve plazas de extranjero ocupadas, aunque muchos de esos elementos ya no le aporten nada al equipo. El Nido se queda sin margen de maniobra y la afición tendrá que conformarse con ver a los mismos rostros que fracasaron, mientras la directiva reza para que los refuerzos mexicanos sean suficientes para evitar otro desastre.