En el Club América nadie discute la influencia de Alejandro Zendejas: productividad, constancia y una química visible con el equipo. Por eso sorprendía, y molestaba al americanismo que, pese al nivel, no entrara en los planes de Mauricio Pochettino con la Selección de Estados Unidos. Su presencia en la ventana de septiembre encendió antenas.

La noticia no llegó sola. El estratega argentino puso en público lo que la afición azulcrema llevaba meses esperando escuchar. Sin prometer nada, dejó abierta una puerta que cambia el tablero y devuelve ilusión a Coapa.

¿Le alcanza para el Mundial? El mensaje que cambia la conversación

Aun con poca continuidad previa en el proceso, Pochettino dejó un guiño directo sobre Zendejas. La frase clave, en conferencia: “Es un jugador interesante. Es un jugador que se conecta muy bien y que tiene muy buena sintonía con todo el grupo. Como nada está decidido, todos tienen la chance, por supuesto que Alejandro tiene la chance de estar”. Es el tipo de aval que pesa en un vestidor de élite.

Para el América, ese respaldo externo retroalimenta la curva del jugador: confianza competitiva, foco en detalles y validación internacional. En el americanismo, el subtexto es claro: el rendimiento en Coapa sí está moviendo la aguja.

La carrera por el boleto: competencia dura y la carta Zendejas

El carril diestro de Estados Unidos es uno de los más peleados del continente. La ventaja de Zendejas: versatilidad. Puede jugar por derecha, por izquierda e incluso como mediapunta; su mejor versión, eso sí, nace pegado a la banda derecha para atacar hacia dentro y acelerar la circulación.

La consecuencia es inmediata: Zendejas debe sostener volumen e impacto en América, presión tras pérdida, último pase y apariciones en área, para convertir el guiño en un puesto real. Gana el club un jugador en pico de forma, y gana el futbolista. Nada está cerrado, pero el mensaje ya cambió: de la duda a la posibilidad.