Ha pasado más de un mes desde el fracaso en el Apertura 2025 y el panorama en Coapa es desolador. El plantel que fue eliminado es exactamente el mismo que hoy cumple dos semanas de pretemporada; no hay caras nuevas, no hay salidas y el silencio de la directiva es ensordecedor. La afición, desesperada, exige respuestas en redes sociales mientras ve cómo sus rivales se arman, pero la realidad puertas adentro es mucho más cruda de lo que cualquiera se atrevería a admitir.
La ilusión por la reciente venta del 49% del club a un fondo internacional alimentó sueños de fichajes “bomba”, pero esos millones parecen haberse esfumado en un laberinto de prioridades. El reloj avanza hacia el Clausura 2026 y el americanismo comienza a sospechar que este torneo será una batalla con las manos atadas, donde la falta de liquidez inmediata podría ser el primer clavo en el ataúd de las aspiraciones al título de liga.
América no puede hacer refuerzos sin vender jugadores
La probabilidad de que las Águilas inicien el certamen sin un solo refuerzo es, hoy por hoy, casi una certeza absoluta. Según reportes del periodista Juan Carlos Zúñiga, los más de 250 millones de dólares inyectados por General Atlantic tienen un destino inamovible: la remodelación del Estadio Azteca. El “Coloso” urge de recursos ante retrasos críticos que incluso ya provocaron la filtración de que las obras no estarán listas para la visita de Portugal y Cristiano Ronaldo en marzo.
La directiva encabezada por Santiago Baños tiene las manos atadas por una orden superior del Grupo Águila. La consigna es clara: si el América quiere fichar, debe vender primero para autofinanciarse. Sin embargo, las negociaciones para dar salida a los futbolistas actuales están completamente estancadas, creando un cuello de botella que impide la llegada de cualquier rostro nuevo. El cemento del estadio está pesando mucho más que los goles en la balanza institucional.
Iniciar un torneo con el mismo plantel que ya falló es una apuesta de altísimo riesgo que André Jardine tendrá que gestionar con “pincitas”. Mientras las obras en Santa Úrsula apuntan a estar listas hasta junio, el equipo se encamina a un inicio de año austero y sin brillo en el mercado de transferencias. El americanismo tendrá que armarse de paciencia, pues queda claro que para la cúpula, hoy es más importante el inmueble que la gloria deportiva inmediata.
