Hay historias en el futbol que inspiran, pero también están aquellas que nos muestran la crudeza de la realidad. Esta es la historia de Gabriel González, un joven que soñaba con jugar para el América, el club de sus amores, y compartir cancha con sus ídolos. Sin embargo, como sucede con muchos talentos, distintos factores truncaron ese sueño. En su caso, una lesión de rodilla a los 19 años lo obligó a abandonar su camino como futbolista profesional y a buscar otro rumbo en su vida.
“Yo empecé a ver al América en televisión cuando estaba Carlos Reinoso. Ya luego, con el América de los ochentas, Lalo Bacas, Paco Castrejón, me aficioné al América”, recuerda Gabriel, dejando claro cómo nació su amor por las Águilas. Ese sentimiento lo llevó a soñar con vestir la camiseta azulcrema, pero la vida tenía otros planes para él.
El inicio en las fuerzas básicas de Tecos
La pasión de Gabriel por el futbol comenzó en su equipo de primaria, donde un día, mientras jugaba, lo observó un hombre que dirigía al Atlético Celeste, un equipo de renombre en las ligas amateurs de Guadalajara. “Me invitó a jugar, pedí permiso a mis papás y me dejaron. Jugábamos en una liga llamada ‘morusas’, donde competíamos contra equipos como Tecos, UDG, Atlas, Chivas, Nacional, y otros. Incluso había un equipo llamado ‘Los Mulos’, que después cambió de nombre”, relata.
La oportunidad de avanzar llegó cuando el dueño del Atlético Celeste dejó el equipo a cargo de un entrenador de las fuerzas básicas de Tecos. “Nos vio jugar y me invitó junto a dos compañeros más a integrarnos a Tecos”, comparte Gabriel, recordando con orgullo su primer paso hacia el futbol profesional.
La rudeza del futbol de su época
Gabriel describe cómo eran las categorías inferiores en aquel entonces. “En tercera y segunda división era mucho físico, muchos golpes. Ya en primera división se volvía algo más técnico, pero en esas categorías menores se pegaba más de lo que se jugaba. Era una época donde buscaban más la bolita de la rodilla”, comenta, resaltando la dureza del futbol de ese tiempo.
El golpe que truncó su carrera
El sueño de Gabriel se derrumbó a los 19 años, cuando sufrió una grave lesión de rodilla. “En una jugada, una barrida del ‘Durito’ Barba me agarró de lleno en la rodilla. No se fracturó, pero los ligamentos, según el doctor, se ‘masticaron’. La rótula atrapó los meniscos y los dañó. Estuve un año fuera, en rehabilitaciones con alberca e infrarrojos. Aunque la inflamación empezó a ceder, ya no podía jugar. Se me inflamaba cada vez que intentaba volver. Fue entonces cuando decidí dedicarme a estudiar”, confiesa Gabriel.
Su amor por el América sigue intacto
Aunque la lesión lo alejó de su sueño de jugar en el América, Gabriel nunca dejó de ser aficionado del club. Su admiración por figuras como Carlos Reinoso y su pasión por el futbol lo mantienen conectado con las Águilas, el equipo que lo inspiró desde niño.
Esta es la historia de Gabriel González, un joven cuyo sueño fue interrumpido por la dureza del futbol y una desafortunada lesión, pero que sigue siendo un ejemplo de amor y pasión por el América.