El Clásico de Clásicos ardió en la previa, las declaraciones, publicaciones dimes y diretes encendieron un juego que solamente se calentó con conatos de bronca en el primer tiempo, pero que con el correr de los minutos se enfrío hasta decepcionar a todos los que esperaban goles y emociones, pero terminaron por llevarse un decepcionante empate sin goles.

El Clásico Nacional volvió a darle vida al Estadio Azteca. El Coloso de Santa Úrsula vibró como hace más de un año no lo hacía por la pandemia. Poco más de 60 mil aficionados se hicieron presentes para presenciar el duelo más esperado del año, en su mayoría, hinchas de un América que saltaba a la cancha con la etiqueta de amplio favorito, pero que en el trámite no lo pareció tanto.

Chivas, liberado de presiones y sin nada que perder, plantó cara con un juego vertical y que puso en aprietos a unos azulcremas que con errores defensivos puntuales, veía como su arco no caía de milagro, esto en gran medida por un error garrafal de Alexis Vega en el área crema y otro donde Salvador Reyes hizo honor a su nombre para salvar a las Águilas con una barrida precisa.

 

Del otro lado, los Millonetas intentaban con Roger Martínez como su hombre más insistente, pero no lograban insinuarse con opciones claras sobre el arco de un Raúl Gudiño que recibió un par de tiros a puerta que resolvió sin mayores complicaciones. El ave no encontraba la vía para abrir a la zaga tapatía.

La polémica no podía faltar. La presencia en el campo de Roberto Ramos Palazuelos hacía suponer que alguna decisión dudosa se podía presentar y así fue. Primero, Cristian Calderón pisó claramente el tobillo de Jorge Sánchez en una acción donde la falta se señaló, pero no salió ninguna tarjeta además de que el VAR brilló por su ausencia.

 

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Después de eso, con el encuentro en un punto de calentura alto, vino un conato de bronca entre Henry Martín y Miguel Ponce en el que el elemento del Rebaño agredió al delantero americanista. Todo quedó en una tarjeta amarilla, aunque había elementos para que se calificara de otra manera.

Conforme el partido se hacía maduro, fue América el que hizo más por buscar el gol. Diversos centros fueron enviados al área y el más cercano de encontrar el gol fue Henry Martín, quien remató picado y obligó a Gudiño a revolverse para sacar la pelota sobre la línea. Las Águilas intentaban y Guadalajara se plantaba atrás a la espera de una contra.

Al final, dio la impresión de que ninguno de los dos quería perder. Las emociones se consumieron junto con el reloj y toda la expectativa se esfumó con un decepcionante 0-0 que compromete el liderato de América, que ahora esperará lo que suceda ton Toluca para saber si sigue o no en la primera posición.