Fernando Ortiz está convertido en el técnico del momento en el futbol mexicano. La labor del estratega argentino con América ha sido digna de resaltar toda vez que tomó un equipo en lo más bajo de la clasificación general para posteriormente conducirlo en un pleno ascenso hasta la clasificación directa a la Liguilla del torneo Clausura 2022.
El Tano llegó como interino a mediados de la fase regular mientras la directiva encontraba a un técnico para enderezar el rumbo en un torneo que muchos daban como perdido. Con el correr de las semanas, los resultados empezaron a llegar y con ello el debate sobre la mesa respecto a si Ortiz debería quedarse como estratega de forma definitiva en la institución.
Ese es el presente que Fernando vive. La Tanoneta llegó con fuerza a Coapa y lo que originalmente era la encomienda de formar a los juveniles de la institución desde la categoría Sub-20, ha terminado por ser una nueva Fiesta Grande en donde los Millonetas tratarán de sumar su estrella 14 de Liga.
Sin embargo, detrás de todo esto, está la historia de un técnico joven que ha buscado sus propias oportunidades y que en un club en particular encontró puertas abiertas desde su etapa como jugador para aprender una filosofía que en su natal Argentina es bien reconocida, una escuela futbolística de la cual salieron estrategas ganadores y de importantes logros a nivel continental.
La famosa “Escuela del Laburo y Esfuerzo” de Estudiantes de la Plata es el sello que el conjunto Pincharrata ha impregnado en cuadros de diferentes etapas en la historia de este club y que ha moldeado entrenadores icónicos de la talla de Osvaldo Zubeldía, Carlos Salvador Bilardo, Alejandro Sabella, Miguel Ángel Russo, entre otros.
Fernando Ortiz se retiró de las canchas en el 2014 y un par de años después, tendría su primera aventura como entrenador. Estudiantes de La Plata le abrió las puertas para dirigir de forma conjunta con Ezequiel Maggiolo; el club no era extraño para el Tano, lo conoció como jugador y fue campeón en el Apertura 2006 e incluso, en repetidas ocasiones fue capitán.
Si bien, el Tano es un técnico joven, plasma conceptos futbolísticos efectivos y que han convertido a América en un cuadro solido defensivamente hablando, así como certero a la hora de atacar. Pocas veces le patean al arco con peligro y del otro lado, su sistema ofensivo presenta variantes para que sus ofensivos puedan convertir.
EL BALÓN PARADO ES COMO UN PENAL
Uno de los factores que la escuela de Estudiantes y sus máximos exponentes siempre trataron de aprovechar fue la táctica fija. “Un balón parado es como un penal”, aseguran muchos seguidores del León en Argentina y en el caso de América, el Clausura 2022 tuvo un toque de eso toda vez que 10 de los 24 goles que hizo el equipo en la fase regular llegaron por esa vía y ocho cayeron desde que el Tano tomó al equipo. Pudieron ser dos goles más, pero los postes le negaron la anotación a las Águilas contra Cruz Azul en un par de oportunidades.
LA PRESIÓN COMO UN CONDICIONANTE
Si bien es cierto, América no aplica una presión alta asfixiante, sí busca apretar constantemente a sus rivales desde su propia salida con la finalidad de que estos dividan la pelota o bien, de que se perfilen hacia un sector del campo donde puedan tener las condiciones propicias para la recuperación. La intensidad con la que juegan ha quedado de manifiesto y ha sido importante para la cosecha de puntos en la segunda mitad de la fase regular.
LA PRESENCIA DE LOS CENTRALES
Otro sello distintivo de Estudiantes es la elección de defensas centrales con presencia física y un buen juego aéreo tanto defensivo como ofensivo. Este elemento tiene que ver con las condiciones que encuentra en un jugador como Bruno Valdez, quien tiene justamente uno de sus fuertes en las pelotas por aire y saber agregarse al ataque para convertirse en un potencial peligro para los rivales.
Esas características también las tuvo como jugador el propio Ortiz, quien anotó con la cabeza todos sus goles en su paso por Estudiantes, además de uno recordado con América en la última jornada del torneo Clausura 2009. “Yo era chiquito y mi papá me tiraba una pelota Pulpo para que la cabeceara en el patio de mi casa. Me dolía, pero él insistía: ‘Abrí los ojos’, ‘No te muerdas la lengua’ o ‘La pelota no te hace nada’. Era un juego, pero esas frases me quedaron grabadas”, confesó hace tiempo el hoy timonel americanista.
En el 2017, Fernando Ortiz decidió no renovar su contrato con Estudiantes y siguió en Paraguay con su carrera como técnico. Pese a eso, el Pincharrata es un club que lo marcó por todo lo vivido y aprendido.
“No sé si la palabra es valor. Sí enseñanza, esa mística que todo mundo habla la puedo reforzar con entrega, sacrificio, intenciones de ganar. Eso todo está inculcado desde la novena hasta Primera División, eso es Estudiantes. Más que valores, enseñanzas”, dijo hace unos años atrás.
Hoy, Ortiz escribe su propia historia y lo acompaña la influencia de diferentes directores técnicos, algunos de ellos de una escuela de la que tiene rasgos que pueden conducir a América rumbo a un nuevo título de Liga.