América no tiene color y eso es solamente un punto dentro de la lista de argumentos de los que carecen en Coapa, en donde no hay futbol, sangre, ni rumbo en una crisis de la que no dan señales de poder salir en el futuro cercano. Otra vez se quedaron lejos de la victoria y la crisis sigue.

El Clásico Nacional se llevó a cabo esta noche con un mensaje de paz emitido desde la cancha del Estadio Akron. Mucho blanco en las tribunas para transmitir una consigna en contra de la violencia luego de los incidentes que sucedieron la semana pasada en el Estadio La Corregidora de Querétaro

América llegaba con la urgencia de sumar de a tres para salir del último lugar de la clasificación general y tomarse un ligero respiro en medio de la crisis que vive. Para eso, Fernando Ortiz sacudió considerablemente su alineación inicial al poner como titulares a jugadores que no lo habían sido con frecuencia en lo que va de la campaña, como Jonathan dos Santos, Federico Viñas, Alejandro Zendejas, entre otros.

 

En el terreno de juego, los azulcremas se mostraron inofensivos por grandes lapsos de tiempo. Incluso, su primer disparo a gol vino cerca del medio tiempo, esto cuando Roger Martínez buscó desde fuera del área mandar a guardar el esférico a segundo poste, pero el vuelo de Miguel Jiménez evitó el tanto azulcrema.

Antes de eso, las Águilas se habían salvado. Alexis Vega reventó el poste con un tiro de larga distancia que había dejado parado a Guillermo Ochoa. El metal impidió el tanto rojiblanco, por lo que las acciones se iban al descanso sin movimiento en el marcador y a la espera de que el complemento entregara a un ganador.

El segundo tiempo arrancó con complicaciones para los de Coapa. El poste los volvía a salvar, el travesaño le negó la anotación a Hiram Mier, pero en el rebote, Jonathan dos Santos le dio una patada a Sebastián Pérez que le valió una segunda tarjeta amarilla. América se quedaba con un hombre menos con toda la segunda mitad por delante.

Con las circunstancias dadas, ambos equipos dejaron de manifiesta su postura; Guadalajara, con la tenencia del balón, buscaba por diferentes vías hacerle daño a unos Millonetas que con los cambios se amurallaron en su territorio a la espera de cortarle los circuitos a los rojiblancos con la esperanza de que en algún desdoble apareciera alguna opción de gol.