La semana pasada, el americanismo recibió un golpe seco: por orden de la alcaldía Benito Juárez, el juego ante Pachuca se disputó sin afición, con una pérdida estimada de 7 MDP en taquilla. Hoy, tras días de tensión y reuniones, hay humo blanco: el Estadio Azulcrema se reabrirá después de la Fecha FIFA.

La alcaldía difundió los lineamientos del pacto y en Coapa respiran: volverá la gente, volverán los abonados y volverá la localía con todas sus capas: ingresos, activaciones, dinámica del plantel. No fue gratis: el club aceptó condiciones operativas y de seguridad para blindar cada jornada.

¿Qué firmaron América y la alcaldía para reabrir el Azulcrema?

El acuerdo fija seis ejes: seguridad interna controlada por personal capacitado designado por el club o el estadio; responsabilidad de la alcaldía en el perímetro; calendario entregado por adelantado para las próximas cuatro semanas, con juegos de ambas ramas; y supervisión de Protección Civil sobre accesos y logística. La clave: roles claros, protocolos medibles y cero improvisación en día de partido.

Más allá del papel, el mensaje es práctico: el Estadio Azulcrema podrá recibir a la afición. Para el club significa recuperar ingresos inmediatos y, sobre todo, estabilidad deportiva: menos ruido externo, más foco en la cancha.

Clásico Nacional en casa, si se cumple el plan

Con el veto levantado, el América vs Chivas se sostiene en su sede natural. La consigna es ejecutar el manual acordado sin desviaciones: operativo temprano, anillos de seguridad definidos y flujos de acceso más ágiles. La prioridad es que el Clásico sea una fiesta… y un punto de inflexión tras el episodio de puertas cerradas.

La reapertura también recompone la relación con la afición, golpeada por la clausura de última hora. Abonados y familias esperan certidumbre; el club, a su vez, necesita que el “matchday” vuelva a rendir al 100% para no perder músculo financiero en un torneo apretado.