El partido entre América y Chivas difícilmente podía terminar sin polémicas arbitrales ni roces entre jugadores. La histórica rivalidad entre los dos equipos más ganadores del futbol mexicano, sumada a la enemistad natural entre los futbolistas, hace que cada Clásico Nacional se juegue como el partido más importante del semestre. Ningún jugador quiere perder este encuentro, y la tensión suele desbordarse en momentos clave.

Durante todo el encuentro, cada balón parado se convirtió en una especie de ring de lucha, donde los jugadores se enfrascaron en empujones constantes. El árbitro tuvo que detener el juego en varias ocasiones para llamar la atención de los involucrados. A pesar de ser futbolistas profesionales, muchos de ellos se vieron envueltos en episodios que llegaron a ser revisados por las cámaras y el VAR, olvidando por momentos el espíritu deportivo del partido.

Desde los primeros minutos, Antonio Briseño y Néstor Araujo protagonizaron un duelo físico en cada jugada a balón detenido. Ambos defensores, conscientes de las fortalezas aéreas del veterano central del América, intercambiaron jalones que terminaron en empujones, desatando la primera bronca de este Clásico Nacional.

Ramón Juárez defiende a Néstor Araujo y comienzan los empujones

Ramón Juárez anotó el 1-0 del Clásico Nacional a favor del América (Imago 7)

Después de una jugada en la que Néstor Araujo terminó en el césped tras un forcejeo con Antonio Briseño, el defensa de Chivas encaró a Araujo, reclamándole que se levantara. Enseguida, Henry Martín y Ramón Juárez acudieron en defensa de su compañero, apartando a Briseño y provocando una serie de empujones entre los jugadores de ambos equipos, lo que obligó al árbitro a intervenir.

Finalmente, el conato de bronca terminó con la amonestación de Antonio Briseño, considerado el principal responsable del altercado. Esta tarjeta amarilla condicionó al central rojiblanco para el resto del partido, dada su habitual agresividad en el choque con los rivales. A partir de ese momento, el juego tomó un tono más físico, aunque el árbitro logró mantener el control.

Una vez más, Ramón Juárez demostró su carácter y personalidad en el terreno de juego. A pesar de ser un jugador joven, no se dejó intimidar por futbolistas más experimentados. Además de su participación en la bronca, Juárez también fue clave en el desarrollo del partido al marcar el gol que abrió el marcador, cambiando el rumbo del encuentro y dándole al América la ventaja en este importante Clásico Nacional.