El América quedó fuera en unos cuartos de final que parecían controlados. A dos minutos de completar la remontada frente a Monterrey, un remate tardío terminó por derrumbar el esfuerzo del equipo y desatar un golpe emocional que nadie veía venir.

Esta caída rompe con una tendencia histórica: por primera vez desde que André Jardine llegó al club, las Águilas no alcanzaron la final. Una racha sin precedentes se detuvo de manera abrupta, levantando preguntas profundas sobre el estado actual del proyecto.

¿Qué significa realmente el fin de la racha de finales en la era Jardine?

El entrenador brasileño había establecido una marca inédita en la historia del club: cuatro finales consecutivas en Liga MX, tres campeonatos y un subcampeonato. Ningún técnico del América había mantenido esta consistencia en la etapa moderna del futbol mexicano.

La eliminación en cuartos no solo corta la seguidilla, también expone un patrón: el equipo ha ido perdiendo solidez torneo a torneo. Los refuerzos no han dado el salto esperado y la plantilla ya no alcanza la superioridad competitiva que antes marcaba diferencia.

Ahora, el gran reto es entender si esta caída es un accidente o una señal de desgaste estructural. Jardine sigue siendo uno de los mejores técnicos que ha tenido el club, pero el proyecto necesitará ajustes profundos para volver a sostener el estándar que él mismo creó.