El americanismo pasó de la euforia al enojo tras el Clásico. En esa atmósfera, un nombre reapareció como chispa: Javairô Dilrosun. El neerlandés sigue bajo contrato, pero fuera del radar competitivo de André Jardine y del día a día del primer equipo.
Mientras el Ave ajusta cuentas en cancha, la conversación se movió a redes: imágenes del jugador relajado en plan familiar encendieron la indignación de una tribuna que pide máxima entrega. ¿Desconexión total o simple fotografía en un día libre? El timing, en Coapa, lo es todo.
Fuera del mapa: el “borrado” que vive al margen del Nido
Dilrosun no entra ni como recurso de emergencia. La decisión deportiva es clara: trabajo con la Sub-21 para sostener la forma, sin minutos oficiales. En paralelo, su vida personal trascendió por una postal desde la alberca en pleno puente; combustible para un relato incómodo cuando el equipo venía de un golpe anímico.
El costo oculto: la nómina que no compite
La otra arista es contable. Un salario de primera línea para un activo que hoy no aporta en cancha tensiona el margen de maniobra. El escenario que se repite: fue ofrecido sin éxito en distintos mercados y la ficha elevada complica cualquier puerta de salida, incluso a préstamo. Resultado: plaza ocupada y presupuesto atado.