Coapa tomó una decisión impopular: dejar ir a Diego Valdés, uno de los cerebros del tricampeonato. El americanismo lo despidió entre dudas y nostalgia, pero el presente del chileno en Vélez reabrió el debate: ¿fue un acierto frío, pero necesario, de la directiva?

Mientras las Águilas reordenan su plan ofensivo, en Argentina se habla de una situación compleja para Valdés por las lesiones. El contraste es duro: en el Nido, su salida liberó salario y plaza; en Argentina, su recuperación no despega y la incertidumbre crece.

¿Vélez podría romper el contrato de Diego Valdés?

Reportes en Argentina apuntan a que el mediapunta ajustó condiciones contractuales tras semanas sin debutar por problemas físicos. Incluso se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de una rescisión si el panorama no mejora. El escenario es delicado y, sobre todo, impredecible: cualquier paso exige certezas médicas que hoy no abundan.

En el entorno de Vélez también se recuerda que los exámenes iniciales ya habían encendido focos amarillos. Pese a ello, el club apostó por su talento. Esa apuesta hoy luce onerosa. Para América, en cambio, el movimiento evitó quedarse con un contrato pesado y un jugador limitado por el físico en un puesto clave del modelo de Jardine.

El problema que le quitaron de encima al América

La gestión de riesgos también gana partidos. América perdió magia entre líneas con la salida de Valdés, sí, pero ganó margen para reconfigurar su frente de ataque y sostener la competitividad del tricampeón. En un plantel que exige intensidad y disponibilidad, el costo de un creativo mermado es demasiado alto.

El caso deja una lección hacia adelante: fichar talento es tan importante como blindarse en lo médico y lo contractual. El americanismo quiere fantasía en tres cuartos, pero no a cualquier precio. Si el plan deportivo sigue alineado con la salud del grupo, Jardine tendrá cómo reemplazar la cuota de pase final sin hipotecar el vestidor.