La incertidumbre se ha apoderado de Coapa. Mientras otros equipos ya planean fichajes bomba para el Clausura 2026, en el Club América el panorama luce sombrío: la prioridad absoluta es la remodelación del Estadio Azteca. La orden desde las altas esferas es clara y dolorosa para el proyecto deportivo: el equipo solo podrá reforzarse si vende a sus figuras, una política de autofinanciamiento que puso a temblar a todo el americanismo.

En medio de este clima de tensión, el nombre de Álvaro Fidalgo comenzó a sonar con fuerza para abandonar el Nido. Los rumores sobre su regreso a Europa crecían cada hora, amenazando con dejar un hueco imposible de llenar en el esquema de André Jardine. Sin embargo, cuando todo parecía indicar que el “Maguito” preparaba las maletas, una intervención directa desde el despacho principal detuvo el corazón de la noticia en seco.

Azcárraga frena la salida de Fidalgo del América

De acuerdo con información del periodista Ángel García Toraño, fue el mismísimo Emilio Azcárraga quien intervino personalmente para frenar la salida de Fidalgo. El dueño del América habría lanzado una petición tajante: el asturiano no se mueve de la institución, al menos por ahora. Esta decisión no es un simple capricho, sino un movimiento estratégico que busca proteger el alma del equipo en un mercado donde no habrá dinero para grandes compras.

El trasfondo de esta orden radica en un tema que ilusiona a todo el país: la naturalización. Azcárraga desea que Fidalgo cumpla los cinco años de residencia en México para que sea elegible por la Selección Mexicana.

Una vez alcanzado ese hito, el futuro del centrocampista quedaría totalmente en sus manos. Con un contrato que expira en junio de 2026, el jugador podría incluso negociar su regreso al Viejo Continente como agente libre, pero su permanencia para el próximo torneo es hoy una realidad inamovible.

Este giro de tuerca garantiza que, a pesar de la falta de “caras nuevas” por la inversión en el Coloso de Santa Úrsula, el América mantendrá a su cerebro operativo. El americanismo puede respirar tranquilo, al menos por seis meses más; el jefe ha hablado y en el Nido su palabra es ley. La misión de seguir haciendo historia sigue intacta con el ‘8’ al mando de la media cancha azulcrema.