Un balón y un niño suelen ser dos elementos que van de la mano sin importar el lugar del mundo en el que nos encontremos. La pasión por el futbol invade a todos los que gustan de este juego y es común desde temprana edad elegir los colores que te van a acompañar para toda la vida, porque algo es cierto, se puede cambiar de cualquier cosa menos de pasión.
En ese sentido, Pedro Ponce es uno de tantos pequeños que encontraron en la pelota una forma de ser feliz y eligió a América como bandera para defender por siempre . Esto podría parecer hasta cierto punto normal al tratarse de un equipo que mueve masas por todo el país, aunque él decidió hacerlo en Monterrey, una ciudad que tradicionalmente se divide entre Tigres y Rayados de forma muy ferviente.
Con motivo de su encuentro frente a la U de Nuevo León, las Águilas arribaron a la Sultana del Norte la tarde del viernes. Ahí empezó la odisea de Pedro y su papá, quienes confiados en poder conseguir muchos autógrafos, decidieron hospedarse por una noche en el hotel de concentración donde normalmente el plantel de Coapa se aloja en la ciudad, pero para su sorpresa, esta vez el equipo eligió quedarse en otro lugar, por lo que rápidamente tuvieron que dirigirse hasta la nueva sede.
Puntual a la cita, el pequeño Pedro llegó con la camiseta negra de América bien puesta y una mochila donde cargaba ilusiones en forma de playeras de Argentina, Real Madrid, España, México y Colombia, esto para que los jugadores de cada nacionalidad que juegan con los Millonetas se las firmaran. También llevaba consigo un par de zapatos de futbol; el derecho para que se lo autografiaran Henry Martín y Federico Viñas, mientras que el izquierdo estaba destinado para la rúbrica del zurdo Alejandro Zendejas. Mejor elaborado no podía estar su plan.
Después de varios minutos de espera, el camión que transportaba a la plantilla de América finalmente apareció. Uno a uno los futbolistas empezaron a bajar para meterse al hotel y ahí empezó la labor de Pedro, quien fue saludado por Jürgen Damm, Israel Reyes, Álvaro Fidalgo, Henry Martín y Fernando Ortiz. Todos le firmaron sus camisetas y se tomaron fotos con él, aunque la misión todavía no estaba terminada.
Pedro y su papá platicaron con Águilas Monulmental después de la llegada del equipo, mostraron sus firmas, pero faltaba una: la de Roger Martínez en la camiseta de Colombia. La historia del niño fue compartida en redes sociales y a partir de ahí, la magia sucedió. El Tanque se enteró de lo sucedido, empezó el dialogo con el padre mediante nuestra cuenta de Instagram para que pudieran conocerse y uno a uno estuvo con el niño, quien le presumió todo lo que llevaba con él. Claramente obtuvo la firma en el jersey cafetalero y una experiencia que no olvidará.
LA CÁBALA DE LOS CHICLES
Dicen que en la manera de pedir está el dar. Esto Pedro lo tiene muy claro, así que llevó con él algunos paquetes con chicles para regalarle a los jugadores de América con una idea muy clara: que hagan goles contra Tigres en el partido que tendrá lugar este sábado en la cancha del Estadio Universitario.
Y es que, según lo que el propio niño cuenta, en su primer partido de futbol donde metió tres goles, él masticaba chicle, así que se convenció de que eso le dio buena suerte. Seguro de que en los dulces hay una fuente de fortuna, empezó a regalarlos a los elementos de las Águilas desde hace un año y uno de los que aceptó fue Henry Martín, quien por cierto, esa vez le anotó a Tigres en el Volcán. Esta ocasión, el mismo Martín, Álvaro Fidalgo y Roger Martínez fueron quienes aceptaron los chicles, así que tal vez, si la magia sigue intacta, Pedro puede ser el amuleto para una buena noche americanista en San Nicolás de los Garza.
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