El América de André Jardine sacó el carácter en el Volcán. Gol en contra al minuto 5, estadio en ebullición y todos los focos en contra… pero las Águilas no se rompieron: trabajaron el juego, ajustaron líneas y firmaron una remontada de equipo grande.
Con un doblete de Erick Sánchez, un autogol provocado por la presión de Alejandro Zendejas y una atajada decisiva de Luis Malagón, el campeón volteó el marcador y dio un salto en la tabla. Y cuando parecía cerrarse la noche perfecta, llegó la escena que encendió el final.
¿Qué pasó entre Jardine y Brunetta?
Apenas sonó el silbatazo, Jardine caminó hacia una portería, miró a la tribuna y, con el puño en el pecho y la seña de “tres”, celebró con la gente azulcrema que resistió en el Uni. El gesto, dirigido a su afición, no cayó nada bien en Juan Brunetta: el argentino cruzó media cancha con la sangre caliente para encarar al DT.
Entre empujones verbales y miradas duras, aparecieron asistentes y Juan Pablo Vigón para enfriar la situación. Jardine intentó explicar el contexto de su celebración; Brunetta no compró la versión. La tensión duró segundos, pero dejó la postal del partido: América festejando con los suyos y Tigres masticando la remontada.
Jardine gana su primer partido en casa de Tigres
Más allá del cruce, hay una lectura deportiva: Jardine por fin ganó en el Universitario como técnico azulcrema. Lo hizo con solvencia táctica, temple para remar contracorriente y la valentía de sostener a los jóvenes, como Dagoberto Espinoza, en una plaza brava.
El golpe de autoridad llega en el momento justo: el equipo se reengancha arriba, recupera confianza y manda mensaje a la Liga MX. Ahora, con la moral elevada y el vestidor fuerte, el plan cambia de hoja: sostener la inercia, afinar detalles y viajar a Jalisco con el pecho inflado… pero la cabeza fría.