El América firmó un triunfo de jerarquía en el Universitario: remontó, silenció al líder invicto y volvió a prenderse en la pelea alta. Fue un partido con temple azulcrema, de esos que construyen vestuarios, con actuaciones puntuales que inclinaron la balanza.

Entre ellas, una acción que pasó desapercibida para la transmisión: el desmarque de Dagoberto Espinoza que abrió la puerta al segundo gol de Erick Sánchez. Sin tocar la pelota, el canterano movió toda la defensa felina y liberó el carril del 8 para el remate que volteó el marcador.

La jugada invisible que destrabó el partido

Minuto 58. Brian Rodríguez arranca por izquierda y acelera hacia dentro. Mientras la zaga de Tigres bascula, Dagoberto Espinoza ataca el espacio por fuera a máxima intensidad. Ese “pique” obliga al lateral a perseguirlo y al central a dudar.

Erick Sánchez recibe, conduce dos pasos y, sin presión inmediata por el arrastre de Espinoza, ajusta el cuerpo para definir raso. El estadio ya masticaba el 1-2 y así cayó. La planilla dirá “gol de Sánchez”, pero la jugada nace en una lectura táctica de academia: desmarque de distracción, tiempo y ángulo para el compañero.

¿Titularidad a la vista? El crecimiento de Espinoza

A Dagoberto lo midieron algunos por su gol a Querétaro. La respuesta llegó en un escenario mayor: ante un invicto, de visita y bajo presión. Cumplió en la marca, ganó duelos y, sobre todo, entendió cuándo agredir y cuándo guardar la posición. Ese equilibrio lo pide Jardine.

Con Kevin Álvarez e Israel Reyes como opciones, el canterano se está ganando minutos por rendimiento y por encaje táctico: intensidad para la presión tras pérdida, lectura en coberturas y valentía para atacar el espacio. Si mantiene este nivel, la banda derecha de Coapa tiene dueño formado en casa.