El 25 de enero de 2010, una fuerte noticia invadió no solo el mundo del fútbol mexicano, sino también el global. Salvador Cabañas, delantero del América y de la Selección Paraguaya sufrió un atentado en un bar, que lo dejó más de un mes internado en el Hospital,y lo forzó al retiro del deporte por siempre -a pesar de varios intentos de regresar en años posteriores-.
En entrevista con el periódico chileno “La Cuarta”, Cabañas recordó la terrible noche que vivió hace ocho años, donde rememoró que “estaba en el bar, entré al baño y esa persona (El “JJ”, un peligroso narcotraficante) me comenzó a increpar y después me disparó. Después quedé en coma. No (se arrepiente de algo que hizo). No actué mal. Si retrocediera el tiempo, hubiese hecho lo mismo. Tanto en mi vida personal, como en lo deportivo. Logré todo lo que quería”.
Además, el paraguayo atacó contra una mano más grande que la que efectivamente le disparó, asegurando que fue intentando que él no llegara a Sudáfrica 2010. “Yo creo que me dispararon para que no fuera al Mundial. No sabemos qué pensar al respeto, pero todas las investigaciones apuntaron a eso. Yo estaba en mi mejor momento, había interés de algunos clubes europeos por tenerme y tal vez podía ser un peligro para muchas selecciones”, añadió.
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Por otro lado, Cabañas recordó que quienes mejor se portaron con él fueron los directivos azulcrema, quienes lo habrían ayudado más que cualquier otro en el momento del accidente y lo que vino después. “Me han ayudado mucho en la federación Paraguaya, pero quienes se portaron mejor fueron los dirigentes del club América. Ellos pagaron toda mi recuperación. Estuve más de seis meses en el hospital. Yo quería volver a jugar para retribuir algo de lo que habían hecho, pero no se pudo. He vuelto a México varias veces,siempre recibo invitaciones y también dejé muchos amigos por allá, incluso he jugado algunos partidos en la playa, porque tengo algunas cosas en Cancún”, confesó.
Hoy, el paraguayo trabaja como asistente técnico del club Independiente de Paraguay, donde afirmó que “la plata se fue terminando. Tuve que volver a Paraguay para arreglar algunas situaciones, pero lo importante es que ahora no tengo secuelas. Seguiré en el fútbol, es mi pasión”.