Hoy quiero hablar de mí. Me hice del América en el 95, cuando no ganábamos nada. En el 97 mi tío fue presidente del Club y aprendí que ser americanista es diferente. Viví el campeonato del 2002 desde la televisión del vecino, el del 2005 junto a mi papá y el del 2013 en la cancha, trabajando junto a mi gran amigo, Rodolfo Landeros. En el 2007, otra vez con mi papá, vi cómo nos robaban la ilusión de la Copa Sudamericana en Argentina y fue ahí, en el Cilindro de Avellaneda, a lado de mi papá, que me hice más del América que nunca. Intenté ser futbolista, como todos los niños lo intentan y me di cuenta de que no era suficiente con apasionarse y darlo todo, había que tener talento. Yo era más de ganas. No querer alejarme de algo que me hacía tan feliz me hizo ser periodista deportivo, aparte de ser una tradición familiar. He aprendido que el periodista no es bueno o malo por irle a alguien. Creo que todos tenemos uno equipo, porque de niños siempre fuimos de alguno. Y en esta profesión, que para mí es la más bonita del planeta, se trata de transmitir emociones y sensaciones; no puedes compartir algo que no sientes. Soy políticamente incorrecto, me equivoco muchas veces, pero entiendo que lo más importante es pedir perdón y también, hace mucho me cansé de andar de objetivo, prefiero intentar ser honesto. No se es ni mejor ni peor trabajador por apoyar al equipo de tu empresa. Eso se demuestra saliendo todos los días a dar lo mejor de ti. El futbol no es de los empresarios, es de la gente. Recordar. Tenemos una gran final entre América y León, los dos mejores equipos del torneo y yo, yo soy del América. Vámonos, que la pasen bien. Tu opinión nos interesa, compártela con respeto. Por Nicolás Romay, colaborador de AméricaMonumental.com Twitter: @NicolasRomay Foto: Mexsport