El debut de Allan Saint-Maximin con el Club América superó la vara más alta: ingresó con el marcador en contra y cambió la temperatura del partido en Jalisco. Coapa encontró en minutos un foco de desequilibrio y personalidad cuando más lo exigía el contexto.

La jugada del gol fue el punto de quiebre, pero también una chispa emocional para la grada. Entre celebración y ruido en redes, al americanismo le vino a la memoria otra primera noche de “refuerzo bomba” que dejó huella… por un motivo muy concreto.

¿Por qué el gol desató un déjà vu a Jérémy Ménez?

El trazo desde la derecha, el ataque al corazón del área y la definición a un toque activaron la memoria colectiva. El patrón recuerda al estreno goleador de Jérémy Ménez con el América: misma zona de impacto, misma lectura del espacio y misma frialdad para empujar la pelota.

El paralelo se volvió tendencia porque conecta dos épocas y una idea: el América necesita futbolistas que traduzcan ventaja táctica en gol inmediato. Saint-Maximin lo hizo en su primera noche; esa eficacia, más allá del highlight, es capital competitivo.

El discreto paso de Jérémy Ménez en el América

La comparación tiene límites claros. Ménez ilusionó, sí, pero entre lesiones y poca continuidad su historia quedó corta: 23 partidos y 5 goles, aunque le alcanzó para sumar Liga MX, Copa MX y Campeón de Campeones en la era de Miguel Herrera. Rendimiento individual discreto para la expectativa inicial.

Con Saint-Maximin, la expectativa es otra: continuidad física, adaptación táctica y liderazgo en noches pesadas. Si sostiene la agresividad con eficiencia, regate que progresa, duelos ganados y decisiones simples en último tercio, el recuerdo dejará de ser espejo y pasará a ser piso.